La plataforma “Una que nos una” hace poco más de un año se transformó en un actor protagónico del plebiscito para rechazar el texto que redactó la Convención. Esa vez Chile estaba inmerso en un ambiente electoral agitado y dividido. La izquierda cerraba filas por el Apruebo y la derecha se unía por la opción Rechazo.
Entre medio quedó el centro político que se tuvo que resignar a la orfandad y presenciar con frustración cómo la Convención -controlada por la izquierda y fuerzas políticas independientes- redactaba un texto que, sin saberlo aún, iba directo al precipicio. Los representantes de centro, algunos sin militancia partidista, veían ante sus ojos cómo fracasaba la gran esperanza de terminar con la Constitución vigente y reemplazarla por un nuevo texto nacido en democracia.
En medio de esa efervescencia, dicha plataforma -representada por figuras como Andrés Velasco, Antonio Bascuñán, Carolina Torrealba, Felipe Harboe, Javiera Parada, Manuel Marfán, Óscar Landerretche, Pablo Díaz, Ricardo Brodsky y Sol Serrano– optaron por cruzar el Rubicón, divorciarse de los partidos de centro-izquierda que se plegaron por el Apruebo y alzar la voz para anunciar su rechazo a la propuesta de nueva Constitución redactada por la Convención.
Javiera Parada y Felipe Harboe, en uno de los videos de “Una que nos una” del año pasado.© Proporcionado por La Tercera
Más de 12 meses después, los firmantes de “Una que nos una” se enfrentan a los mismos fantasmas que los rodearon en la Convención. Pese a que los procesos tuvieron diseños institucionales distintos y formas opuestas respecto al proceso de redacción de las normas, el resultado, dicen, es exactamente el mismo. “Quienes firmamos esta carta votaremos ‘En Contra’ en el plebiscito del 17 de diciembre”, afirman casi los mismos firmantes en una carta a la que accedió La Tercera.
Antonio Bascuñán, Cristóbal Bellolio, Felipe Harboe, Óscar Landerretche, Javiera Parada y Andrés Velasco nuevamente escogen el camino del rechazo. Al comparar las razones, hay varios puntos que se repiten respecto de la carta del año pasado. Esta vez los culpables de esos errores ya no son la izquierda ni las fuerzas políticas independientes, sino que la derecha liderada por el Partido Republicano con el apoyo de Chile Vamos.
Un texto “que nos divide”
“Con frustración constatamos que, nuevamente, el resultado es un texto que nos divide. Esta propuesta constitucional no es ‘una que nos una’. Sus redactores incurrieron en el mismo error de la Convención pasada al constitucionalizar políticas que debieran quedar en manos del ejercicio democrático ordinario. La Constitución no debe fijar en piedra las políticas públicas porque ello inhibe el debate y rigidiza una sociedad en constante evolución”, se lee en uno de los párrafos de la misiva.
Los seis firmantes aclaran que son personas “socialistas democráticos, socialdemócratas, progresistas y liberales” que durante sus trayectorias han “trabajado por el avance de la democracia y las libertades individuales”. Por esa razón es que, argumentan, consideran que el “texto propuesto es ideológicamente conservador, valora escasamente la autonomía personal y abre la puerta a retrocesos en materias como derechos reproductivos de la mujer, normas contra la discriminación y sistema educacional”.
Pese a que la propuesta del Consejo respeta en su artículo primero una de las bases institucionales que define a Chile como un Estado social, a juicio de los firmantes esa norma se transformó en una cláusula meramente declarativa: “Bajo el camuflaje de una declaración abstracta que consagra un ‘Estado social y democrático de derecho’, en la práctica la propuesta constitucional limita significativamente la posibilidad de implementar el tipo de políticas públicas que Chile necesita”.
La carta aborda un tema que apunta al corazón del texto: el sistema político. Para varios este asunto es razón suficiente para votar “A favor”. Quienes piensan eso argumentan que el umbral electoral del 5%, la disminución de los diputados y la norma que castiga con la pérdida del escaño a los parlamentarios que renuncien a sus partidos, ataca los problemas de gobernabilidad y fragmentación política.
Pese a eso, tienen una opinión negativa de los cambios propuestos: “Las modificaciones al sistema político–electoral, esenciales para mejorar nuestra alicaída gobernanza, son más cosméticas que reales. Además, por cierto, de los problemas de derecho administrativo-regulatorio que dejan ‘sin dientes’ a normas que van desde la persecución del delito hasta el control de la corrupción”.
Castigo a la “lógica adversarial” de la política
Los seis firmantes añaden que “ayer las izquierdas y hoy las derechas han sido incapaces de resistir la tentación de construir un texto partisano” y lamentan “la utilización cortoplacista de ambos procesos constitucionales”.
La carta agrega que pese al resultado del 17 de diciembre no se solucionará la crisis institucional: “La ‘cuestión constitucional’ quedará abierta porque no habrá grandes consensos ni grandes mayorías. Pase lo que pase, nos enfrentamos a un nuevo fracaso constitucional”. Conscientes de que el rechazo del texto implica quedarse con la Constitución vigente, hacen un llamado a los partidos a comprometerse a impulsar reformas que solucionen los problemas de gobernabilidad: “Llamamos a todos los sectores políticos a que, en caso de que se rechace el texto, avancemos hacia la urgente reforma del sistema político. El trabajo de la Comisión Experta es un buen punto de partida para reducir la fragmentación, fortalecer el sistema de partidos y generar incentivos para alcanzar acuerdos”.
La misiva cierra haciendo una última reflexión. “Rechazar dos veces significa castigar la lógica adversarial que busca humillar en lugar de sumar, significa pensar la herramienta constitucional como punto de encuentro (…) Debemos terminar con el bloqueo recíproco y las revanchas insaciables que terminan decepcionando a la ciudadanía”, concluyen Bascuñán, Bellolio, Harboe, Landerretche, Parada y Velasco.