Una de las prioridades del Ministerio de Salud (Minsal), fijada durante la campaña del Presidente Gabriel Boric, es la reforma de salud, proyecto que en diversas oportunidades se ha puesto en tela de juicio debido a que diversos actores del mundo sanitario han afirmado que las acciones del Ejecutivo han sido “nulas”. Incluso, los senadores de la Comisión de Salud del Senado condicionaron la votación del numeral 13 de la ley corta de isapres a una propuesta concreta y, además, crearon una instancia especial para avanzar en esto.
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Sin embargo, las autoridades sanitarias han repetido en más de una ocasión que la reforma ya partió y que su “corazón” es la universalización primaria, estrategia que hace casi un año, el pasado 4 de abril, inició en siete comunas del país: Canela (Coquimbo), La Cruz (Valparaíso), Renca y Alhué (Metropolitana), Coltauco (O’Higgins), Linares (Maule) y Perquenco (La Araucanía). A ellas se les denominó “piloto” y, con el correr del tiempo -y el avance de las críticas-, como “pioneras”.
¿En qué consiste esta estrategia? Como en la actualidad sólo pueden atenderse en los centros de Atención Primaria de Salud (APS) las personas que son beneficiarias de Fonasa y que están inscritas en esos centros de salud, el proyecto apunta a extender la atención a toda la población, independiente de su previsión de salud.
Asimismo, busca fortalecer a la APS para cuidar a la población según sus necesidades de forma oportuna y de calidad. La idea, básicamente, es desatorar las urgencias de los grandes hospitales y que las consultas más simples se resuelven en los centros APS.
Consultado por La Tercera, el equipo de la reforma del Minsal -encabezado por Bernardo Martorell- sostiene que ya se nota el impacto de la universalización en la atención, pues entre 2022 y 2023 ha aumentado un 6% el uso de servicios de atención primaria, entendido como controles y consultas.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Salud, desde que se implementó el programa se han inscrito en total 43.169 personas y, aunque la cartera no cuenta con los datos separados por la previsión de cada nuevo inscrito, al interior del Minsal reconocen que en su mayoría son personas de Fonasa acarreadas por la reciente campaña de captación y porque la composición de las comunas piloto habla de una población que mayoritariamente tiene la previsión pública de salud.
Por ejemplo, según los datos existentes en Renca, hay 133.237 inscritos pertenecientes a Fonasa y 10.181 habitantes afiliados a una isapre. ¿Otros ejemplos? En La Cruz 19.423 personas están en Fonasa, mientras que 2.485 en una aseguradora privada. Donde es más notorio es en Perquenco, pues sólo 128 personas tienen seguros en el sector privado y 6.266 están en el público (ver tabla).
Desde la cartera aseguran que “evaluamos que las comunas pioneras de este primer año han demostrado un férreo compromiso de instalar e implementar la universalización de la atención primaria, poniendo todas sus capacidades y habilidades organizacionales para esta tarea. Son equipos convencidos que la estrategia de atención primaria es la estrategia central para impactar y mejorar la vida de las personas que habitan o trabajan los territorios locales y, por ello, han puesto todo su capital para lograrlo”.
El alcalde de la comuna de Coltauco, Félix Sánchez (RN), explica que el aumento en las prestaciones en su caso también se debe en parte el financiamiento que reciben las comunas pioneras y que han tenido como objetivo ampliar los horarios de atención y mejorar la oferta de prestaciones.
“Cuando te inyectan recursos que no son menores -estamos hablando de alrededor de 500 millones de pesos- eso obviamente va a ayudar a poder hacer inversiones en cuanto a personal e infraestructura (…) tenemos ahora atención de dentistas y hemos reforzado los controles preventivos”, explica el edil.
Asimismo, el alcalde de Renca, Claudio Castro (ind., ex DC), afirma que “el balance sin duda es muy positivo. En la comuna tenemos una población de más de 170 mil habitantes, de ellos 30 mil tienen una previsión distinta a Fonasa, por lo que no tenían la posibilidad de atenderse en nuestros centros. Ahora con la universalización pueden hacerlo y desde que iniciamos se han inscrito cerca de 20 mil, es decir, dos de cada tres que no estaban inscritos en nuestro centro ahora sí lo están”.
En detalle, los nuevos inscritos por comuna, independiente de su tipo de previsión, se dividen así: Alhué (2.135), Canela (1.154), Coltauco (4.498), La Cruz (5.158), Linares (9.577), Perquenco (648) y Renca (20.019).
La preocupación de otras comunas
En ese contexto, autoridades y expertos en el área de la salud han planteado que en las comunas más grandes existe preocupación por la escala del proyecto, principalmente por los recursos y por la cantidad de personas que pertenecen al sistema privado que se atenderían en los establecimientos municipales en los que, se ha analizado, no todos tendrían la capacidad.
Luis Astudillo, alcalde de Pedro Aguirre Cerda y presidente de la Comisión de Salud de la AChM, afirma que “lo que preocupa es que esta reforma se transforme en un Transantiago. Por ejemplo: en la comuna tenemos consultorios que tienen una capacidad de 25 mil personas, pero los inscritos superan los 30 mil. Y si nos piden que atendemos a las personas de los seguros privados, el problema se va seguir agudizando”.
“En otras comunas el problema puede ser peor. Por ejemplo, en Pedro Aguirre Cerda un gran porcentaje de nuestra población pertenece a Fonasa, pero hay otras comunas donde la proporción de personas que tienen seguro privado es mayor”, añade.
En esa línea, diversos alcaldes se reunieron a principios de enero para analizar esta situación, donde señalaron que la crisis de las isapres puede afectar a los establecimientos de salud municipales, a lo que hace un tiempo, además, sumaban como alerta una posible caída de las aseguradoras en medio de la discusión de la ley corta, lo que forzaría a que sus afiliados se atendieran en los prestadores públicos.
En la instancia, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (UDI) aseguró que como ediles estaban “sumamente alarmados por el inminente quiebre de algunas isapres. Lo que va a suceder después será devastador. Solamente en Providencia tenemos 1.240 personas esperando un rayo X, escáner o resonancia, y llevan esperando 794 días, en promedio más de 2 años. Imagínense qué sucederá cuando repentinamente lleguen 3 millones de personas más a ser atendidas en Fonasa”.