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Exjefes del Segundo Piso critican a Crispi: él debería preocuparse del Presidente y no al revés

El jueves, el jefe de los asesores del Presidente, Miguel Crispi (RD), llegó a la Fiscalía Nacional, en la calle Catedral, a prestar declaración a propósito de la investigación que realiza el Ministerio Público sobre los convenios celebrados entre fundaciones y entidades estatales. Algo inédito y que llamó también la atención de los exjefes de asesores de los expresidentes Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, Ernesto Ottone y Cristián Larroulet, respectivamente. Ambos coinciden en que el protagonismo de Crispi desnaturaliza el cargo.

El fundador de Revolución Democrática llegó a declarar ante los fiscales de Antofagasta, Juan Castro Bekios y Cristian Aguilar, a propósito de una querella interpuesta por dos diputados del Partido Republicano: Cristián Araya y Juan Irarrázaval. En esa acción judicial, en la que incluyeron al exministro de Desarrollo Social Giorgio Jackson, así como a la directora de Presupuestos, Javiera Martínez, apuntaron a que estos habrían participado en gestiones administrativas para facilitar la disposición de recursos para los convenios en entredicho.

Si bien para la ministra vocera, Camila Vallejo, esta situación responde a algo esperable, pues “en el momento que se interponen querellas por parte de miembros de la oposición, era una cuestión procedimental que en algún momento hubiese audiencias, porque es parte de los procesos judiciales frente a este tipo de acciones, que son las querellas”, para los exasesores el protagonismo y la coyuntura representan un síntoma de algo más profundo y que tiene que ver con la esencia del cargo.

El sociólogo Ernesto Ottone ocupó dicho cargo durante los 6 años del Gobierno de Lagos y, hace unos días, en conversación con Radio Cooperativa, transparentó su balance de la situación: “Me resulta muy complejo una situación en la cual esté el Presidente preocupado por los asesores y no los asesores del Presidente”.

Ottone explicó que la idea del Segundo Piso era la de ser un organismo “silencioso y que trabajara teniendo como un cliente único al Presidente de la República”. En simple: “El tema central era cómo un grupo de personas que tuvieran la experiencia, tanto política como intelectual, como una capacidad de gobierno estratégica, pudiera ayudar al Presidente, de manera silenciosa, sin intervenir en los asuntos propios que corresponden a los ministros”.

En conversación con El Mostrador, Ottone explica hasta el origen de la expresión para referirse al “Segundo Piso”: “Es un término periodístico que tuvo éxito, y que partió con el Gobierno de Lagos para identificar a aquellos asesores que jugaban un rol no solo organizativo, sino sustantivo”. Sobre esto, detalla que “siempre ha tenido una relevancia distinta y roles diferentes de acuerdo al estilo de cada Presidente, más lejos o más cerca de la política partidaria, y de los avatares del día a día”.

En su experiencia –dice– “teníamos una cercanía periódica con el Presidente, cuyos requerimientos era casi nuestra única preocupación y estábamos muy lejos del entrevero político”. A diferencia de Crispi –cree–, ese diseño funcionó, pues “si tú tienes algo muy ligado al día a día, muy cuoteado, con políticos de trinchera, es evidente que te enredarás en esas arenas movedizas como el caso Convenios”, explica.

En ese sentido, agrega que el nivel de intervención de un jefe de asesores siempre tiene que estar visado por el Mandatario: “A mi juicio, lo sano es que intervenga solo cuando el Presidente se lo pida o cuando un ministro le pida ayuda y el Presidente esté de acuerdo”. Además, “cualquier cosa que le parezca nocivo para la acción de Gobierno debe comunicarlo al Presidente”, precisa.

Sobre si es una buena medida remover o no a Crispi, Ottone señala no saber, pues no conoce detalles, “pero algo sí es indiscutible”, sostiene: “El jefe de asesores está para ayudar al Presidente y no al revés. Si Aníbal hubiera llevado al elefante al apa, nunca habría cruzado los Alpes”.

Cristián Larroulet fue ministro Secretario General de la Presidencia en el primer mandato del expresidente Sebastián Piñera y en su segundo Gobierno se desempeñó en el cargo que hoy Miguel Crispi habita. El además fundador de la Universidad del Desarrollo sostiene: “Comparto lo que dice Ottone”.

Para Larroulet el rol y la responsabilidad del jefe del Segundo Piso están en ser asesor del Presidente de la República, dice, pero también se explica: “Significa, para mí, privacidad en el sentido de no ser una personalidad pública, de que su agenda no puede ser una personal sino que colaborar al Presidente de la República en su función como Jefe de Estado”. Además, agrega: “No puede ser una persona que dé entrevistas, que tenga un perfil público producto de sus opiniones o de sus actuaciones, sino que ser lo que el concepto significa: un asesor del Presidente de la República”.

El otrora asesor del Presidente Piñera cree que no es convincente “para el interés del Jefe de Estado ni para el interés del jefe del Segundo Piso, el pasar a tener un protagonismo en donde él juega un rol activo”. Además, entiende que “generalmente los jefes del Segundo Piso muchas veces son criticados”, pero su resguardo está en que estos descargos son “sin mayor fundamento que la especulación, esto producto de que su deber es en privacidad, en su función de colaboración con el Presidente de la República”.

La crítica de Larroulet no apunta a lo que le ha tocado enfrentar a Miguel Crispi por el caso Convenios, sino que a su rol más cotidiano: “Me parece a mí que el jefe de asesores no debe asistir a una Comisión para tratar una temática de una política de Gobierno. Ese es un rol de un ministro, de un subsecretario, de un jefe de servicio”.

Ahora, ejemplifica sobre el protagonismo de Crispi: “En el debate sobre salud y básicamente en el debate sobre la regulación de las instituciones de seguros privados de salud, él ha estado en comisiones y con un cierto protagonismo que cuestiona o que estaría supervigilando la función de la ministra de Salud, Ximena Aguilera. Ese es un ejemplo perfecto de lo que no debe ocurrir”.

Larroulet puntualiza que el jefe del Segundo Piso puede tener una opinión respecto a algo y entregársela al Presidente de la República, “pero el responsable de la conducción de la política pública, bajo las órdenes del Presidente, es la ministra de Salud. Ella asume las responsabilidades de ser ministra y también los riesgos de serlo”. Esto, explica, porque es sobre la ministra que la institucionalidad establece “cuándo puede ser acusada constitucionalmente, cuándo puede ser citada al Parlamento, cuándo puede ser interpelada. Nada de eso le ocurre al jefe del Segundo Piso”.

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