puentes de participación ciudadana

Arma utilizada en crimen de Carabineros fue usada en masivo atentado efectuado hace dos años

Un match exacto entre evidencia balística hallada en el homicidio de los tres carabineros en Cañete, el 27 de abril pasado, y el arma utilizada en uno de los más masivos atentados incendiarios de los últimos años, acaecido en la comuna de Los Álamos, también en la provincia de Arauco, es una de las principales pistas que manejan hoy la Fiscalía y Carabineros en el caso de los uniformados.

Se trata del masivo ataque perpetrado en la mañana del 28 de abril de 2022 –es decir, casi dos años exactos antes del asesinato de los policías– en contra de siete blancos distintos en la zona de Villa Los Ríos, en Los Álamos, a unos seis kilómetros de la Cuarta Comisaría de Orden Público de la misma comuna, a la cual pertenecían los suboficiales mayores Carlos Cisterna, Sergio Arévalo y Misael Vidal. En ambos sitios se recogió evidencia de una escopeta calibre 12, que indica que la misma arma fue utilizada en ambos delitos. Además, se investiga la relación de la misma escopeta en al menos otros tres atentados.

Según la querella presentada por la Delegación Regional de Biobío ante el Juzgado de Garantía de Lebu, por el atentado en Los Álamos, los hechos comenzaron a las 08:20 horas de esa mañana, cuando encapuchados quemaron un camión de áridos y otro forestal, en el sector de Trongol, en el límite con la comuna de Curanilahue.

Luego, los sujetos atacaron la empresa de áridos Serfocom, donde quemaron un camión, una excavadora y un cargador frontal. Allí, detalla el libelo, la policía encontró “12 cartuchos de escopeta calibre 12, percutados”. Desde ese sitio, los atacantes robaron además dos camionetas.

Después los agresores llegaron hasta las instalaciones de la forestal Tramza, donde quemaron 24 vehículos, 15 de ellos camiones. Allí, la policía encontró “15 cartuchos calibre 12, todos percutados”. En ese sitio, además, dejaron a dos trabajadores lesionados.

El cuarto sitio del suceso fue la empresa de áridos Arauco (que no es propiedad del grupo forestal del mismo nombre), donde los atacantes quemaron una retroexcavadora y un camión tolva. Además, allí intentaron quemar las barracas de los trabajadores y, al igual que en todos los lugares anteriores, percutando disparos, producto de los cuales “se encontró la cantidad de nueve cartuchos calibre 12, percutados”.

Los atacantes se dirigieron después hasta otra faena, donde quemaron un camión y robaron otra camioneta. En el cruce entre Pilpilco y Trongol, posteriormente, derribaron árboles. Más tarde, atacaron la forestal Antilemu, donde se encontraron seis cartuchos calibre 12, además de igual número de vainillas 9 milímetros.

Se trató de un ataque extremadamente violento, perpetrado por un grupo de cerca de 40 encapuchados, que actuaron provistos de escopetas, pistolas, subametralladoras y fusiles. Luego del ataque, en las cercanías, Carabineros encontró ocho camionetas que fueron utilizadas para movilizar a los violentistas.

Las sospechas

Dos días después, el grupo Resistencia Mapuche Lafkenche (RML) se adjudicó el atentado. Lo mismo hizo la RML en agosto de ese año, luego de atacar el molino Grollmus, en la comuna de Contulmo (también en la provincia de Arauco), donde un cuantioso número de sujetos disparó por más de 40 minutos en contra de las instalaciones, lesionando gravemente a Carlos Grollmus, de 82 años.

En enero de este año, en tanto, la PDI y el fiscal Juan Yáñez anunciaron la detención de parte de la cúpula de RML, cuando se detuvo a Claudia Nahuelán, pareja de quien es sindicado como líder máximo de la organización, Federico Astete Catrileo, quien se encuentra actualmente prófugo.

Junto a ella fue detenido uno de los “weichafe” del grupo, Elías Cona, así como el financista del mismo, el empresario forestal Javier Ramírez, más conocido como “El Coipo”, quien les pagaba por extraer madera y por “proteger” sus actividades extractivas. Los Astete Catrileo llegaron hacia 2010, procedentes de Santiago, a vivir a la zona de Pocuno, ubicada a unos cinco kilómetros de Antiquina.

Aunque la RML reivindica la causa mapuche, Federico Astete tiene antecedentes por delitos como porte de drogas, lesiones, hurto y porte de arma cortante. Su hermano Edson fue condenado por receptación de vehículo y conducción con una placa patente falsa (Carabineros lo encontró manejando en Cañete una camioneta robada en Renca), y su otro hermano, Camilo, fue detenido por la policía uniformada en noviembre pasado, luego de haber sido condenado a seis años por homicidio frustrado e incendio.

Una ejecución a sangre fría

Fuentes de la investigación indicaron que el hecho de que se hayan encontrado vestigios balísticos de un atentado reivindicado por la RML no significa necesariamente que sea ese grupo el que perpetró el ataque, dado el alto grado de movilidad que tienen en esa zona los subgrupos que componen la RML, así como otras organizaciones que operan allí, entre ellas, “Los huellanos” –encabezada por el exjesuita Luis García-Huidobro– y Weichán Auka Mapu (WAM).

Las mismas fuentes precisaron que también está determinado que el homicidio de los carabineros fue planificado, a tal punto que los atacantes se agazaparon a los costados del camino que conducía a la parcela 15 de Antiquina, cortando los alambres de púas que hay a cada lado, a fin de emboscar a los policías. Actuaron con guantes de látex y, del mismo modo, pusieron un candado en el portón de acceso a la parcela, a fin de obligar a que al menos uno de los carabineros descendiera de la camioneta blindada.

Fue en ese momento, estiman dichas fuentes, que los agresores tomaron prisionero al policía que descendió y, aprovechando que las puertas se desbloquean al abrirlas, obligaron a los demás a descender, con el fin de ejecutarlos.

Ayer, ante las expectativas que generaron el domingo las palabras del Fiscal Nacional, Ángel Valencia, quien dijo estar muy optimista frente a la investigación, el persecutor a cargo del caso, Roberto Garrido, explicó que “todos los días avanzamos un poco, pero eso no quiere decir que el caso esté resuelto”.

Del mismo modo, aseveró que “hasta el momento, lo que tenemos establecido es que se trata de una acción en la que participan personas que normalmente integran organizaciones criminales en la macrozona sur o en la provincia de Arauco y en la Región de La Araucanía. Fue una acción evidentemente planificada, desplegada para atacar a los funcionarios de Carabineros, sorprenderlos, realizar una emboscada, hacerse del armamento que ellos tenían y también realizar una demostración de fuerza, de capacidad operativa, y esto lo podemos deducir por la planificación, por la elección del día, por el traslado que se hace de los cuerpos de los funcionarios malogrados hasta un lugar de visibilidad pública, y la realización también del incendio en el vehículo con el propósito de hacerlo más llamativo y demostrar una mayor capacidad de violencia en sí mismo, pero también para poder hacer desaparecer evidencia que lo vinculara con el delito”.

Indicó, además, que “nos queda mucho trabajo por realizar, porque, como lo hemos sostenido, investigar en estas condiciones, en un sector rural en condiciones de nocturnidad, con pocos registros audiovisuales, con poca presencia de testigos, la verdad que se hace bien complejo”.

De hecho, desmintió informaciones según las cuales el imputado al cual iban a controlar los carabineros esa noche (Carlos Antihuén) había visto a cuatro personas, aseverando que ello “no es efectivo, no menciona ninguna cantidad de personas, no hay nadie que mencione personas específicas que hayan participado en los hechos”, junto con agregar que “esta es una investigación en que ha sido muy difícil contar con testimonios de las personas que habitan en las cercanías”.

En cuanto a la evidencia balística, puntualizó que esta “lo que nos permite es centrar la indagatoria en un universo importante de individuos que están desde hace muchos años trabajando en organizaciones criminales, que son las que operan precisamente en la Región del Biobío y en la Región de La Araucanía”.

También, confirmó el uso de guantes, explicando que ello, junto con otros antecedentes, permite suponer que “existió una preparación para la comisión de este hecho: una emboscada a los funcionarios de Carabineros, procurando condiciones que favorecieran la impunidad, que favorecieran también un actuar rápido y que dificultaran la pesquisa”.

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