Más que un secreto a voces, era un dato que se escuchaba cada cierto tiempo en los cuarteles policiales: que autos robados en la capital o en otras partes de Chile eran cambiados a ciudadanos extranjeros por droga, lo que –entre otras cosas– permitiría explicar el alza en los robos de automóviles en los últimos años y la gran existencia de autos “chutos” (es decir, de origen desconocido) en Bolivia.
El fin de semana pasado lo anterior quedó completamente comprobado, luego de una investigación realizada por la Fiscalía Sur y la Brigada Antinarcóticos (Briant) Sur, en la cual se grabó en video a un grupo de narcotraficantes de la Región Metropolitana –que además contaba con brazos en el sur del país– intercambiando una van Peugeot Boxer con su patente clonada, por 20 kilos de marihuana, en Alto Hospicio. Cabe mencionar que el valor del kilo de esa droga al mayoreo es del orden de los 500 mil pesos, dependiendo de su calidad, frescura y origen, por lo cual los narcotraficantes no pagaron más de 10 millones de pesos por un vehículo que vale al menos el doble.
Por cierto, además de la evidencia fílmica obtenida en el caso, en esta operación, llamada “Travesía Sur”, existen escuchas telefónicas que evidencian que ese era el modus operandi del grupo, que era liderado por un chileno y un venezolano.
La diligencia culminó con la detención de ocho personas, dos de ellas adolescentes de 16 años, y la incautación de más de 22 kilos de drogas, pues, además de la cannabis sativa, la PDI también arrestó a uno de los miembros de la banda con más de dos kilos de clorhidrato de cocaína que pretendía comercializar en Puerto Varas, al otro lado del país.
Al respecto, el subcomisario Carlos Leyton, de la Briant Sur, dijo a El Mostrador que “en este caso se pudo observar, mediante la vigilancia realizada, la entrega del vehículo a esta banda extranjera principalmente, que lo recibió, lo revisó y posteriormente entregó la droga acordada a la banda, que estaba a cargo de transportar la droga posteriormente a la Región Metropolitana”.
El oficial explicó que uno de los objetivos de la investigación, que fue recientemente formalizada ante el 15° Juzgado de Garantía de la capital, es establecer el origen y actual destino de la van, la cual quedó en poder de los proveedores de la droga. El vehículo –detalló– “está a nombre de una persona de la Región Metropolitana”, pero todo indica que la patente del mismo estaba clonada.
El móvil fue trasladado desde Taltal hasta Iquique por un sujeto de 39 años conocido como “El Peluca”, un delincuente habitual con antecedentes por robo de vehículos, quien en una interceptación de su teléfono dice que viajó hacia el norte junto a su “esposa”, refiriéndose a una niña de 16 años. Además de la menor que el individuo califica como su cónyuge (que no lo es), en la Peugeot viajaron también otra adolescente de la misma edad y un cuarto sujeto, un colombiano que ejercía como escolta de ambas, ya que las jovencitas tenían una función esencial en todo el andamiaje criminal de la banda, pues una vez que recibieron la droga (20 kilos de marihuana a cambio de la Peugeot), el grupo se separó en dos.
Su “señora”
La fase previa a la separación del grupo quedó registrada en uno de los audios interceptados por la PDI, en el cual se escucha a “El Peluca” hablando con otro sujeto, al que le pidió dinero para regresar desde Tocopilla:
—No poh, hermano, no, si yo acá vine a sacar un vehículo nomás, huevón. Yo me pegué la chofereá pa’ acá, con un flaiteao, ¿cachái? Igual es brígido, poh huevón, si son cualquier horas, es caleta, poh loco, son casi dos mil kilómetros.
—Si po, caleta, huevón.
—Y aparte, la ruta entera brígida…
—¿Vendrías a puro hacerme mi vuelta?
—Si poh, huevón.
—Yo pensé que andabas con las cosas del Jimmy, en busca de esas huevás del Jimmy…
—No poh, si acá mi señora llega con esas huevás, cachái. O sea, llegan con la camioneta al otro lado de la aduana, y ellas se devuelven con las huevás del Jimmy —explicaba, dejando en evidencia que el sujeto conocido como “Jimmy” era el jefe de la banda y que poco antes de llegar a la aduana del Loa, las dos adolescentes, más su escolta (el colombiano), se bajaron del bus en que viajaban, luego de lo cual se fueron caminando hacia la línea de la costa, para eludir el control policial y aduanero.
Luego de caminar por unas tres horas, el grupo reemprendió el camino hacia la carretera, a fin de tomar otro bus, pero no viajaron directamente hacia Santiago, sino que se fueron haciendo postas, por si los seguían. De ese modo, se bajaron en Antofagasta. Desde allí, con la droga en mochilas de camping, abordaron otro bus, con destino a La Serena y, desde esa ciudad, tomaron uno que llegó a Estación Central, donde las esperaba un vehículo que se movilizó con las jóvenes y el ciudadano extranjero hasta San Bernardo, donde la PDI los detuvo a todos, al tiempo que otro equipo policial aprehendía a “El Peluca” en Osorno, mientras se desplazaba hacia Puerto Varas a comercializar dos kilos de clorhidrato de cocaína que le habían entregado en Iquique.
Al respecto, el fiscal del caso, Iván Rencoret, señaló que la primera formalización en contra del grupo –conformado por cinco chilenos, dos venezolanos y el colombiano– fue exclusivamente por el tráfico ilícito de estupefacientes, agravado en este caso por el uso de las dos menores de edad para ello. En una segunda fase, indicó, estudiarán posibles acusaciones en contra de “El Peluca” debido a la relación que mantenía con la menor de edad, así como lo relativo al destino de los autos.
En ese sentido, admitió que “al menos de las causas que me ha tocado ver a mí, es la primera vez que veo que se intercambia droga por vehículos. En alguna oportunidad, en una causa anterior, vi que había una especie de cambio por vehículo, pero no daba la sensación de que fuera una metodología que empleaban las personas como un modo de operarse, sino más bien daba la sensación de que había sido un aspecto puntual, que ellos necesitaban dinero que no habían podido conseguir, y se les ocurrió entregar un vehículo en parte de pago”.
No obstante, especificó que en este caso es distinto, pues “las escuchas telefónicas que logramos captar dan cuenta de que no era la primera vez que realizaban este tipo de intercambio, y siempre se replicaba con un patrón común, que tiene que ver con la entrega de vehículos a cambio de droga”.