Doctor en filosofía política y académico de la Universidad de los Andes, Mansuy ha seguido de cerca el proceso que atraviesa la política chilena.
-¿Qué implica para la clase política el triunfo del ‘En contra’, lo que pasó el 17 de diciembre?
-Yo creo que primero, por supuesto, una derrota de los Republicanos, que contuvieron el proceso, que tuvieron una mayoría inesperada, y que no supieron o no pudieron llevarlo a buen puerto. Pero también es la derrota de la clase política entera, que hizo una apuesta en noviembre del 2019. La apuesta de la clase política fue encauzar esa crisis por el camino constitucional, y por tanto yo creo que también hay que asumir, o la clase política debería asumir, que el voto ‘En contra’ es un fracaso de los Republicanos y de la derecha en parte, pero es también un fracaso y un voto en contra a toda la clase política.
-¿En qué pie queda la derecha? ¿Qué viene para adelante para ese sector?
-Queda en un pie raro, por decirlo así. No supo aprovechar, no supo capitalizar una fecha que va a seguir siendo muy importante en la historia de la política chilena, que es el 4 de septiembre. Es un fracaso de la derecha no haber podido darle continuidad a esa mayoría. Creo que ese debería haber sido el desafío desde el primer día del proceso.
-¿Cuánto daña eso las aspiraciones del sector para las próximas presidenciales y municipales? Hasta aquí corrían con ventaja…
-Las derechas tienen la primera chance para ganar la elección presidencial. Deberían partir por arrebatarle al gobierno una cantidad de municipios importantes y simbólicos en la próxima elección municipal del 2024, pero tiene un riesgo: si Chile Vamos y Republicanos no logran encontrar un modo de convivencia y de competencia dentro de cierto marco, de cierto reglas comunes, le pueden terminar regalando la presidencial a la centro izquierda o a la izquierda.
«Chile Vamos y Republicanos se necesitan para gobernar»
-Precisamente esta semana Chile Vamos abrió un debate respecto a si diferenciarse del Partido Republicano en el trámite de las reformas ¿Se abre un espacio para Chile Vamos de recuperar el protagonismo y su identidad en el sector? ¿Es algo que debería aprovechar para eso?
-Es innegable que son proyectos distintos. En Chile Vamos esta Evópoli, y Evópoli con el Partido Republicano tienen poco en común, ya que son proyectos evidentemente distintos. Ahora hay una lucha por la hegemonía y Chile Vamos se lo debería disputar al Partido Republicano. La pregunta es cómo hacerlo de un modo tal que tú estés mirando la segunda vuelta y la presidencial. Que haya un apoyo fluido sin grandes traumas. Chile Vamos no va a poder gobernar sin Republicanos y Republicanos no va a poder gobernar sin Chile Vamos. Son proyectos distintos pero se necesitan para que hayan mayorías electorales y políticas para el día de mañana gobernar.
-Matthei habló de un pacto para las municipales de Amarillos a Republicanos, ¿Ve factibilidad en esa alianza o Chile Vamos debería apostar a construir una alianza sólo con el centro? Algunos han hablado de reconstruir incluso un espacio político como fue la ex Concertación.
-Todo eso lo encuentro muy lindo, pero hasta ahora es discusión. O sea, el arrastre electoral de los sectores de Amarillos y Demócratas, que son los sectores que se desgajaron de la tendencia de izquierda, todavía está por verse. Esos esfuerzos en general han terminado mal, todos los esfuerzos de centro. Lo que sí creo es que todos aquellos que no están con el gobierno, por decirlo así, en una elección municipal deberían arreglárselas para hacer pactos de omisión al menos en las comunas importantes. Sería una gran tontera regalarle triunfos a la izquierda por no tener pactos de omisión. Además, esa elección siempre es muy anunciadora de lo que ocurre en la presidencial del año siguiente.
-¿La apuesta de Chile Vamos debe seguir estando entonces en Republicanos y no en el centro político?
–Puedes ganar votos por el centro, puedes construir transversalidad política, pero no puedes dinamitar los puentes con el Partido Republicano, porque al día después de una primera vuelta esos puentes van a ser fundamentales para ganar la elección primero, pero también para tener una mayoría parlamentaria para gobernar. Se necesitan todos los puentes para generar mayoría. Una mayoría política para ganar una presidencia y para aspirar a la mayoría parlamentaria.
-Se ha dicho también que la parlamentaria va a ser la madre de todas las batallas. ¿Es la elección más importante atendiendo lo que ha sucedido en los últimos gobiernos?
-Va a ser muy importante, aunque con el actual sistema electoral lo más probable es que quede de nuevo en manos de un grupo de independientes descolgados. Es muy difícil que una mayoría sólida alcance los 4/7. Es muy importante lograr una mayoría, pero es difícil lograrla en el sistema electoral actual.
-¿Qué tan debilitado queda José Antonio Kast después del plebiscito? Él mismo reconoció que esto fue también un plebiscito a su figura.
–Si es que ganaba el ‘A favor’, Kast quedaba elevado a la presidencia. O sea, su elección presidencial hubiera estado virtualmente ganada. A mí me parece que el ‘En contra’ deja las cosas en un status quo porque José Antonio Kast mantiene intacta las posibilidades de pasar a la segunda vuelta, los 20 puntos, digamos. Su problema es a quien enfrenta, porque si se enfrenta a un candidato moderado de centro-izquierda, sabemos que es difícil porque parece tener un techo. Quedó dañado, pero sigue siendo un candidato extraordinariamente competitivo, tanto en la primera como en la segunda vuelta.
-¿Y el escenario de un enfrentamiento Matthei-Kast en primera vuelta es un riesgo o eso puede potenciar a la derecha?
–Es un riesgo si es que se conduce mal, si es que se lleva mal, si es que se hace una campaña fratricida. Si es que permite potenciar a algún punto y cosechar más votos, puede ser una buena cosa. Yo creo que una primaria no está dentro de las alternativas reales. Me parece que Evelyn Matthei tampoco quiere ir a una primaria.
«Al Gobierno le queda muy poco espacio»
-¿Qué desafíos plantea para la izquierda lo ocurrido en el plebiscito?
-Reinventarse. Porque la izquierda lleva desde la campaña de Frei Ruiz-Tagle, en el año 2009, señalando a la Constitución como el gran problema o la gran piedra de todo para la transformaciones a las que aspiras. Entonces, tiene que primero cambiar su categoría intelectual para poder ofrecerle un proyecto a Chile y sintonizar para lograr producir credibilidad en aquellas materias que le preocupan a los chilenos y que a la izquierda le cuestan mucho, como la economía y la seguridad. Y en eso, por supuesto, hay una lucha por la hegemonía también y va a ser importante ver quiénes son los candidatos que lleva la izquierda.
-Se dice que el plebiscito le dio un aire al Gobierno. ¿Qué espacio le queda al Presidente Boric y al Gobierno para llevar adelante su agenda?
-Le dio un aire corto. En el mejor de los casos en meses vamos a volver al empleo, a la seguridad y a la migración. Esos son los temas que tienen tomada la agenda. Al Gobierno le queda muy poco espacio para hacer nada relevante, porque no tiene mayoría parlamentaria y no tiene cómo conseguirla, está dividido internamente, porque el Socialismo Democrático cada vez que puede pone sus banderitas, entonces no le queda más que administrar las dificultades que tiene el país, que no son pocas, tratando de mantener su 30%.
-Pero volvió a la carga con las reformas. En pensiones específicamente, sigue insistiendo en enviar puntos de la cotización adicional a reparto.
-El Gobierno, lo que no logre hacer de aquí a abril o mayo, no lo va haber hecho, porque ahí entramos en un ciclo electoral. Al Gobierno de Gabriel Boric le quedan pocas semanas de espacio político real. Si no llega a acuerdo en pensiones de aquí a mayo, no va haber acuerdo en pensiones.
«Hay un signo de interrogación respecto de la identidad política de Michelle Bachelet»
-¿Qué implica para la izquierda el retorno de la ex Presidenta Michelle Bachelet y una posible candidatura presidencial?
–Impide el surgimiento y la emergencia de nuevos liderazgos. Lo hace muy difícil. Michelle Bachelet no ha excluido la posibilidad de ser candidata. De hecho, al contrario, ha dejado entreabierta la puerta. A mí me parece una tragedia. Cuando Michelle Bachelet emergió como candidata, como ministra de Salud, han pasado más de 20 años. Es como una tragedia que otras generaciones de la centroizquierda no hayan logrado generar liderazgos. Y creo que es muy sintomático de los problemas de la centroizquierda. Que de Bachelet a Boric no hayan liderazgos presidenciales es un fracaso profundo de la izquierda. El regreso de Michelle Bachelet es una tragedia generacional.
-¿Y para la centro izquierda? Hay quienes creen que la ex Presidenta es más cercana al Frente Amplio, que incluso podría servir para preparar un retorno del Frente Amplio, incluso del Presidente Boric en una futura reelección.
-Michelle Bachelet tiene una debilidad con el Frente Amplio, eso es evidente. Michelle Bachelet en su segundo gobierno admitió que RD estuviera presente en el interior de su administración bajo el concepto de colaboración crítica, que básicamente significa ‘estoy, pero no estoy’. Michelle Bachelet es la madre de la irresponsabilidad política del Frente Amplio, porque les permitió estar sin hacerse cargo de las consecuencias.
-¿Es más una candidata del ala izquierda del Gobierno entonces?
-A la ex Presidenta Bachelet le encantaría ser el puente o la conexión generacional con ellos. Es la figura que mejor encarna la continuidad entre la Concentración, Nueva Mayoría y Frente Amplio. Es tal su tonelaje político que permitiría cristalizar esa unidad. Una unidad en torno a una figura, porque ojo, después hay que pensar qué programa político tendría ella. ¿Vuelve la Michelle Bachelet que gobierna con Jorge Burgos, con Edmundo Pérez Yoma, con Andrés Velasco, con Mario Fernández? ¿Quién vuelve? Eso es algo que Michelle Bachelet no ha respondido. Hay un signo de interrogación respecto de la identidad política de Michelle Bachelet hoy.