Una de las principales conclusiones que se sacaron de manera preliminar sobre el plebiscito es que la respuesta elaborada por el Partido Republicano y Chile Vamos no logró convencer a la gran mayoría de la ciudadanía y ahora pagan el costo de haber fallado en un segundo intento por una nueva Constitución. Sin embargo, con ellos, por el “A favor”, también estuvieron Demócratas y Amarillos que, con la idea de bregar por un centro político, fueron derrotados electoralmente y –se comenta en el Parlamento– quedaron más cerca de la derecha que del centro, y con incierto futuro.
Tanto Demócratas como Amarillos formaron parte del pacto en el Congreso –bautizado Acuerdo por Chile– que habilitó el nuevo proceso constituyente después que se rechazara la propuesta de la Convención Constitucional, pero no formaron parte de la carrera electoral para el Consejo que redactaría el texto. Eso los dejó fuera de escribir cualquier cosa, pero no les impidió remar en dirección al “A favor” al igual que el Partido Republicano y Chile Vamos. Ahora que la opción que apoyaron fue derrotada, tienen la compleja tarea de ubicarse en el centro para un electorado que los vincula con la derecha y de cara a las municipales del 2024.
Tras el triunfo de la opción “En contra”, la senadora Ximena Rincón evitó reconocer una derrota, como sí lo hicieron los otros partidos que apostaron por esa opción. Rincón dijo, tras conocer los resultados del plebiscito, que “el gran centro del país no estuvo representado en este debate constitucional y no se sintió representado por las partes”, y no hizo referencia a algún costo político que le generara pérdidas, al contrario, sostuvo que “los extremos claramente han perdido, no hay una refundación de Chile como algunos querían”.
La responsabilidad del segundo fracaso constitucional y los costos políticos a pagar han generado problemas entre los partidos de oposición, sin embargo, el secretario general de Demócratas, Matías Walker, afirma que en su colectividad están “tranquilos con su decisión”.
El senador explica que eran conscientes de que el “‘A favor’ era una opción cuesta arriba, pero queríamos ser consistentes, porque firmamos el Acuerdo con Chile y se respetaron las bases”. Walker cree que esa era una segunda oportunidad para “aprobar una Constitución con un origen democrático”, pero también piensa que “es cierto que los consejeros republicanos, particularmente, cometieron muchos errores en la primera etapa del proceso”. Ahora, igualmente sostiene que “la izquierda cometió un error de no haber aprovechado la oportunidad de hacer observaciones al texto, de haberlo mejorado”.
En el Congreso, personeros del centro político ven a Demócratas y Amarillos complicados con los resultados. Afirman que diputadas y diputados Demócratas preferían que el partido entregara libertad de acción y no aparecer muy jugados con la opción “A favor”. Ahora que esa opción no ganó, ven a los representantes de dicho partido tratando de desmarcarse desesperadamente de la derecha, pero es algo que no lo logran hacer.
Bajo reserva, un parlamentario que no es oficialista afirmó que “la apuesta les explotó en la cara”. En La Moneda, el diputado democratacristiano Eric Aedo analizó su posición posplebiscito: “Ellos acompañaron una propuesta constitucional que en definitiva escribió la extrema derecha, el Partido Republicano, y si ellos se sienten cómodos con lo que escribe el Partido Republicano, entonces, ¿deduce usted dónde están más cómodos?”.
Aedo, quien también habita y pretende hacer crecer el centro político desde la DC, indica: “No los veo en el centro, los veo, derechamente, a la derecha”.
Y es que Rincón fue parte de varios debates televisivos sobre la propuesta constitucional para defender la posición “A favor” e, incluso, criticó a la ex Presidenta Michelle Bachelet –en cuyo Gobierno fue ministra–, acusándola de desinformar.
Bachelet apareció en una franja televisiva del “En contra” y aseguró que la propuesta “es un retroceso para las mujeres”. Ante eso, Rincón disparó: “Como ex Presidenta tiene el pleno derecho a expresar libremente su opinión y opción respecto del plebiscito del 17 de diciembre, pero es muy distinto participar en lo que, creemos, es una campaña de desinformación, que contribuye a ahondar en divisiones, en un momento en que Chile necesita unidad”.
Ese acto le costó varias críticas a Rincón en el Congreso, incluso su par Matías Walker matizó el asunto, en entrevista con El Mercurio: “Yo no soy quién para juzgar las intenciones de la ex Presidenta. La indujeron a cometer un error”.
Joanna Pérez es diputada demócrata y ella tenía como preferencia la libertad de acción en cuanto a las opciones del plebiscito. Bajo su análisis, sin embargo, el hecho de que los representantes del partido se la jugaran por una opción no es un hecho lamentable e, incluso, asegura que “en ningún caso se ve afectada la imagen de Demócratas, puesto que nosotros no pusimos ni una coma en el texto propuesto”.
Ante las críticas que apuntan a que Demócratas está con un pie en la derecha, Pérez responde que eso es un análisis “mañoso”. La diputada afirma que “nosotros somos de centro y no vamos a aceptar que nos cataloguen ni de izquierda ni derecha, porque estamos justamente buscando espacio”.
Sobre eso, advierte que “lo que sí tenemos claro es que no queremos ser parte de la coalición oficialista, que creo que ha tenido muchos errores”, pero “lo que se pueda hacer para sacar adelante el país, lo vamos a hacer”. El senador Walker secundó a Pérez advirtiendo que “para la izquierda, nosotros siempre vamos a estar a la derecha”.
Ahora, fue el mismo senador quien marcó una distancia con la izquierda. El 16 de diciembre, en entrevista con El Mercurio, Walker señaló: “Las falsedades que se han dicho del texto (por parte de la campaña del ‘En contra’) nos separan moralmente, y para siempre, de cualquier tipo de acuerdo con la izquierda”.
El recientemente ratificado presidente de Amarillos, el diputado Andrés Jouannet, advierte que “hay mala memoria”, pues “nosotros estuvimos en el Congreso trabajando en las 12 bases constitucionales que por Dios que costaron, y estuvimos varios meses discutiendo, me acuerdo, en el ex Congreso, hasta que sacamos el tema de los expertos”.
Jouannet añade que esas ideas fueron bastante criticadas por el oficialismo y cree que “el gatopardismo es impresionante, porque en definitiva dicen un día una cosa y después dicen otra”.
Ahora bien, el diputado reconoce que pagan un costo político por la derrota “sin duda”, pero cree que hubiese sido peor si hubiesen optado por una libertad de acción o, en definitiva, “hubiese sido mucho más caro el no ser consecuentes”.
Al preguntarle al presidente de Amarillos por las críticas que recibe su partido por estar a la derecha, responde, antes de ir al meollo del asunto, que “los invito a debatir qué es izquierda y derecha”. Jouannet indica que, al hacer esta pregunta, “la gente empieza a balbucear, a tartamudear respecto de lo que son dos conceptos antitéticos (significa que uno depende del otro para sobrevivir)”. Esta disolución, para él, está superada “hace tiempo por lo que fue la modernidad política”.
“Si ser de derecha es jugarse por la seguridad en este país, bueno, ¿qué es lo que soy? Entonces soy de derecha”, sostiene Jouannet, pero “si ser de izquierda es jugarse por los DD.HH., aquí y en todas partes, estoy entonces en la izquierda. ¿Qué es lo que soy entonces?”, se pregunta el diputado.
Jouannet crítica a la izquierda chilena por no “jugársela” por los derechos humanos en Venezuela y en Cuba. Ahí, acusa, “hay muy poca consecuencia”. Sobre su partido, dice que “soy humanista cristiano, así como en Amarillos hay socialdemócratas, hay liberales”. En definitiva, sostiene que “los que somos los herederos de la Concertación podemos convivir perfectamente a través de un concepto de la fraternidad política”.
Críticos de la Convención, conciliadores con el Consejo
Tanto Amarillos como Demócratas fueron implacables en sus críticas a la propuesta rechazada el 2022, apuntando a que era una propuesta maximalista, partisana y que no unificaba al país.
La senadora y presidenta de Demócratas, Ximena Rincón, declaró, tras el abultado triunfo del Rechazo ese 4 de septiembre, que “los chilenos, no cabe duda, quieren una nueva Constitución. Pero quieren una Constitución que nos convoque a todas y todos, una buena nueva Constitución como dijimos tantas veces. Que la fortaleza de nuestra institucionalidad sea algo que rescatemos y no que debilitemos. Eso nos ha pedido en este día la ciudadanía”.
En noviembre de este año, a casi un mes de que votara la propuesta elaborada por el Consejo Constitucional, Rincón expresó que “la conclusión es que el texto propuesto en este proceso, que es un proceso democrático, con expertos, con 12 bordes, con consejeros elegidos, es un texto que tiene luces y sombras”.
Tras esa evaluación, aseguró que su partido se inclinaría por el “A favor”: “Sin lugar a dudas es mejor para nuestro país, es mejor que la actual Constitución, la vigente, con todas sus modificaciones”.
Amarillos, respecto a la propuesta de la Convención, llamó a rechazar “para levantarnos y empezar de nuevo. Vamos por una nueva y buena Constitución. Unámonos para decir todos juntos, sin miedo, sin odio: esta no”. Antes de eso esperaban que se hicieran “todos los ajustes posibles para que la Constitución que sea presentada en el plebiscito de salida genere el mayor consenso posible”.
Ahora, a pesar de no haber consenso, optaron por el “A favor”: “Lamentablemente, la polarización predominó sobre la posibilidad de alcanzar amplios acuerdos transversales. Consideramos, sin embargo, que el texto propuesto por el Consejo Constitucional es mejor que la Constitución vigente para la estabilidad y el desarrollo futuro del país”.
La mirada académica
Marco Moreno es cientista político y director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la U. Central y, desde su punto de vista, el panorama para ambos no goza de buen pronóstico: “Amarillos y Demócratas hicieron una apuesta y resultaron derrotados el 17D. Tanto o más que la derecha dura. Amarillos y Demócratas cruzaron el desierto y les fue mal en esa apuesta. Fueron la cara visible, pusieron voceros potentes al servicio del ‘A Favor’ y resultaron derrotados”.
Sobre eso, agrega que la derrota trae consigo el hecho de que “quedaron en el aire”, pues no cuentan con “domicilio político, y sin capital político con que negociar en las elecciones que vienen”. Moreno reconoce que “hay una demanda de moderación, de gradualidad y de reformismo (lo que algunos asocian con centro político), pero en la sociedad chilena aún no hay una oferta desde el actual sistema de partidos para representar esa demanda”.
Incluso, vaticina que “claramente Amarillos y Demócratas no lo son y hoy quedan condenados a ser un apéndice de la oposición de derechas”.
Robert Funk, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, coincide con Moreno y cree que tanto Demócratas como Amarillos “salen bastante dañados”. En tal sentido, explica que “ambos hicieron una apuesta y perdieron”. Para el académico su daño es por partida doble: duda que “optarán por unirse a la derecha” y, por otra parte, “están demasiado deslegitimados como fuerza de centro”. Funk, tras el resultado del plebiscito, los califica como “medio huérfanos”.