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Ignacio Briones: “Hoy el proceso constitucional se dirige hacia un iceberg y va directo a un fracaso”

Aunque otra incursión como candidato presidencial la descarta por completo, al académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), exministro de Hacienda y excandidato presidencial de Evópoli, Ignacio Briones, sí le preocupan las políticas públicas. Una muestra de aquello es que integra la comisión de expertos que nombró el gobierno para calcular el impacto en la recaudación tributaria del crecimiento económico y en otra para la reactivación de educativa pospandemia. Eso es lo que le acomoda, dice, y se apura en aclarar que desde ese lugar seguirá aportando a la discusión. También es presidente de Horizontal.

Desde esa óptica ha seguido de cerca el nuevo debate constitucional. Y su mirada, por el momento, es crítica, puesto que ve que no se están buscando los grandes acuerdos que permitan cerrar este proceso en diciembre próximo. Es más, levanta las alertas de que si se mantiene la tónica de la discusión, el escenario probable es que nuevamente se vuelva a fallar y la discusión se mantenga abierta. “Se aleja la posibilidad de lograr el desarrollo, porque se mantiene la incertidumbre, es desaprovechar la oportunidad de resolver el principal problema para el crecimiento que se llama gobernabilidad y sistema político bloqueado”, dice.

El proceso constitucional ha ido avanzando y ya se han votado varios artículos en el Pleno. ¿Cómo lo ha visto considerando que las encuestas muestran que hay una probabilidad alta de que se termine votando en contra de este proyecto?

-Lo he visto con harta preocupación, porque es absolutamente fundamental cerrar de una vez por todas este proceso y se debe cerrar bien. Esta es la llave para el desarrollo y el crecimiento de Chile. Lo digo con mucha responsabilidad: fracasar una vez más significa incertidumbre, significa el haber desaprovechado la oportunidad de haber arreglado la gran traba que tenemos para el crecimiento que se llama sistema político, que está bloqueado y tiene problemas de gobernabilidad. Significa el haber desaprovechado la oportunidad de avanzar en la modernización del Estado, en una reforma al empleo público. Si en la centroderecha, y en la derecha en general, de verdad somos consistentes con nuestro discurso sobre la urgencia de volver a crecer, si de verdad nos importa, entonces lo responsable es tener la altura de miras de abandonar las trincheras y jugársela por un acuerdo amplio que evite seguir encaminando este proceso hacia un fracaso. La llave para volver a crecer y mirar al futuro está en cerrarlo bien y de una vez por todas.

Usted dice que se debe cerrar este proceso, pero cerrarlo bien, ¿eso significa un apoyo sobre el 60%?

-Significa que tenga un apoyo masivo, que despeje este tema y ojalá con un apoyo lo más alto posible. No cerrar este tema genera incertidumbre, porque mantendrá el sistema político bloqueado que impide el crecimiento económico. Desde otro punto de vista, un nuevo fracaso, ¿cuál es la señal para un inversionista extranjero? ¿vendrán gustosos a invertir a Chile? Lo que leerán es inestabilidad y la incapacidad de un país de ponerse de acuerdo sobre un texto constitucional, la señal de fracasar por segunda vez es de un país dividido, polarizado. Nada muy bueno ni auspicioso para la inversión.

¿Si es un tema central para el crecimiento, por qué ese tema no ha estado relevado en la discusión entre los consejeros?

-Si uno lo mira desde el prisma económico, insto a que nos tomemos en serio este proceso y hagamos los máximos esfuerzos para hacerlo. Estoy con lo que ha dicho el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma, quien señaló que es equivocado pensar que las guirnaldas que se están proponiendo traerán el apoyo popular. Eso es equivocado. Lo único que puede mover la aguja en aras de una aprobación, y es lo que le da, además, solidez, legitimidad y estabilidad a la Constitución, es la señal de generar un acuerdo.

¿Las guirnaldas en la Constitución se refiere a las normas que ha estado impulsado el Partido Republicano que son medidas más de proyectos de ley, como temas como las contribuciones?

-Por supuesto. Una buena Constitución es una minimalista, de los acuerdos básicos, las grandes reglas, la protección de las libertades, el cómo se estructura el poder, los derechos. No es para poner cuestiones programáticas, las constituciones bolivarianas ponen cuestiones programáticas. La fallida Convención se tapizó de temáticas programáticas y ahí está el resultado. Nos salvamos de ese desastre del cual no habríamos salido más. No quiero hacer una comparación entre ese texto y el que está en curso, porque hay un mundo de diferencia. Pero creo que en varios aspectos está la tentación programática de hablarle más bien a los partidarios más que buscar un acuerdo amplio.

Que se establezcan temas de seguridad social en la Constitución, ¿tampoco es recomendable?

-Tampoco me parece razonable. Por ejemplo, una reforma previsional como la que presentamos en el gobierno del Presidente Piñera o la misma que presentó Rodrigo Valdés en el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, bajo estas reglas sería inconstitucional. Una cosa es resguardar la propiedad de los fondos de los ahorros, pero una muy distinta, es decir: las cotizaciones tienen que ir 100% a la propiedad de las personas. Si bien soy partidario de esta opción, cualquier observador constata que la esencia del debate previsional que hemos tenido en los últimos 10 años tiene que ver en cómo se hace esta distribución. Son discusiones legítimas, pero de política pública, no de una Constitución. Tuvimos un texto con un acuerdo, que es el texto de los expertos. Entonces si en ese texto hay un acuerdo, ¿cómo no es posible que haya liderazgo de ambos lados que se acerquen, se aproximen a un acuerdo que ponga como telón de fondo el texto de los expertos? Esa es la única forma de que nos encontremos todos en un texto neutral. Chile necesita dar vuelta la página.

Para encauzar este proceso, ¿qué rol y responsabilidad tiene el Partido Republicano?

-Si uno se guía por la evolución de las encuestas, la estrategia que han tenido ha fracasado. Que la desaprobación al proceso y el texto sólo ha aumentado. Más allá de la postura política de uno, es bastante obvio que esto no funcionó, y por ello se debe cambiar la estrategia. Se debe cambiar el tono y buscar uno lo más inclusivo posible. Eso implica sacrificio, particularmente de quienes tienen una legítima mayoría. Pero ese sacrificio es grandeza. La búsqueda de acuerdos es valentía, porque es mucho más fácil hablarle a la barra brava, pero hay que pensar en Chile. Ojalá emerjan estos liderazgos que, con un sentido patriótico, poniendo al país por delante, pensemos en los costos que significa no llegar a un acuerdo. El día 18 de diciembre con un proceso fracasado, ¿cuál es el costo que esto representaría en términos de una oportunidad perdida, en términos de sacrificar oportunidad de desarrollo?

Y en este caso, ¿le ha faltado “grandeza” al Partido Republicano?

-Por ahora, es evidente que no se ha logrado un proceso que sea inclusivo. Es lo mismo que pasó en la Convención cuando la centroderecha criticó que se los había excluido. Acá hay que dar la señal de que hay algo distinto. Eso muestra mirar el futuro de Chile sobre las consideraciones electorales, es lo que está primando demasiadas veces. Estamos hipotecando el futuro de Chile.

Hay un riesgo de que este proceso termine sin un plebiscito, porque las observaciones que se hagan en la comisión mixta tienen que ser después aprobadas en el pleno por 2/3 en una sola votación…

-Técnicamente, es una posibilidad porque está en el reglamento. Espero que no lleguemos a ese punto. Lo que tenemos que evitar es que el barco navegue. Hoy el proceso se dirige hacia un iceberg y va directo a un fracaso, pero hay tiempo para enmendar el rumbo, pero para eso se requiere liderazgo y generosidad para entender lo mucho que se juega Chile con este proceso. Todavía estamos en un libro de historia y depende de nosotros terminar bien.

Estamos terminando septiembre y a poco más de un mes que termine este proceso, ¿ve que alguien pueda girar ese timón del barco para que no choque con el iceberg?

-Soy optimista en pensar que los liderazgos emergen, que se pensará en Chile en el largo plazo. Eso involucra a todos los sectores, en especial a quienes tienen mayoría en el Consejo Constitucional. Eso es factible si se imagina cómo será el futuro de Chile en los dos escenarios después del 17 de diciembre: si se vota a favor o en contra y las consecuencias que tiene para el desarrollo de Chile, para volver a crecer.

Presupuesto 2024: “El gran ausente vuelve a ser la educación”

¿Cómo ve el presupuesto 2024? ¿Los énfasis en salud, vivienda educación, seguridad ciudadana son los correctos?

-Sólo conocemos los titulares por ahora. Hay que ver el detalle del proyecto de ley y el Informe de Finanzas Públicas la otra semana para tener una opinión más acabada. Quienes hemos estado en Hacienda sabemos que hay que ir bastante más allá de los titulares y ver cómo y en qué se está gastando la plata debajo de estos titulares.

¿Qué faltó y dónde cree que debe apuntar la oposición?

-El gran ausente vuelve a ser la educación y el terremoto educacional pospandemia. Se anuncia con bombo $30.000 millones, que son menos de US$3 millones mensuales para todo Chile, lo que es la nada misma: 0,2% del Presupuesto de educación o apenas unos $800 mensuales por alumno. Presupuestar es priorizar y claramente la emergencia educacional sigue sin ser prioritaria, lo que es bastante trágico. Estamos hipotecando el futuro de millones y también el desarrollo de Chile.

El crecimiento del gasto de 3,5% fue considerado expansivo por los economistas, ¿qué le parece este número?

-A primera vista, si uno compara con la serie histórica, parece razonablemente moderado. Sin embargo, está bastante por sobre el crecimiento tendencial y con lo que se espera crezca la economía en 2024. Si bien esta cifra debiera traducirse en una cierta disminución del alto déficit estructural de este año, de todas maneras, debiera llevarnos a un déficit estructural en torno al 2% del PIB en 2024. Este valor es alto y genera dudas sobre la capacidad de converger en los siguientes presupuestos. También pondrá presiones sobre la deuda que hay que monitorear, sobre todo en su componente neto, que ha ido subiendo.

¿Faltó una señal de mayor austeridad?

-Es fundamental que el gobierno dé señales de consolidación fiscal y de ahorros y mejor gasto público. Eso estará en el centro de la discusión. Finalmente, un punto a no perder de vista: las condiciones crediticias afuera están más complejas. Los bonos del tesoro americano llegaron a 4,5%, lo que encarecerá fuertemente cualquier endeudamiento. Hay, además, varias señales preocupantes en la economía externa. Todo esto debiera llamar a la cautela en el gasto para no agotar holguras.

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