puentes de participación ciudadana

La antipolítica como ganadora del plebiscito: ¿Cuáles son los riesgos de la deslegitimación de la política?

La baja participación ciudadana, el aumento de solicitudes de excusas para ser vocal de mesa y la desconfianza hacia el mundo político ilustran un ambiente de cansancio y frustración. ¿Es el resultado del plebiscito un castigo de la ciudadanía al actuar de sus representantes?

Tras el plebiscito constitucional del pasado domingo 17 de diciembre, Chile vivió el segundo rechazo de un proyecto constitucional en un periodo de cuatro años.

La votación, que dio como vencedora a la opción “En contra”, consolidó la vigencia de la actual Constitución, dejando al país en la misma situación que había previo a la crisis social de 2019.

Sin embargo, en el actual escenario se han evidenciado conductas de cansancio y apatía en los habitantes del país que se vinculan estrechamente con un fenómeno que de tanto en tanto resurge: la antipolítica.

Así lo comentó el filósofo y panelista de Tolerancia Cero Daniel Mansuy durante el análisis de los resultados de la votación: “Acá otro ganador posible es la antipolítica, que es el rechazo a todo por parte de la ciudadanía”.

Qué es la antipolítica

En un sentido amplio, el término se puede interpretar como la actitud de aquellos que se oponen a la política en sí misma.

En términos más precisos, la palabra se utiliza para caracterizar a quienes participan en procesos electorales al criticar el sistema político existente, adoptando una posición opuesta o externa como estrategia electoral.

Sin embargo, la antipolítica no implica la ausencia o negación de la política ni abraza el apoliticismo; más bien, representa una postura que se distingue por su actitud hostil hacia el sistema político establecido, según el analista Héctor Ghiretti.

Es que para nadie es un secreto el hastío y cansancio que vivió la ciudadanía durante el proceso constitucional, las campañas electorales e incluso la propia votación.

Durante todo el proceso se registró una limitada participación ciudadana en actividades electorales, un bajo interés por la discusión que llevaba a cabo la Comisión Experta y el Consejo Constitucional y un cierre de campaña austero y poco convencional, en un proceso que no fue menos cuestionado por la ciudadanía que el anterior.

Es más, a solo un mes de la elección, la encuesta Cadem arrojó que el 32% de los votantes estaba “poco o nada” interesado en el proceso.

Así, durante la propia jornada electoral, las solicitudes de excusas para ser vocal de mesa se triplicaron en comparación con el plebiscito de 2022, llegando a las 349.255.

El número de solicitudes de personas que se excusaron marcó un aumento del 235%, según cifras entregadas por Carabineros. Y las comisarías se vieron repletas desde las 7 de la mañana con largas filas que se extendieron durante el día.

Las esperanzas de tener un proyecto de nueva Constitución que uniera y reencontrara a la población en coordinación con la clase política fue una expectativa derrotada por segunda vez desde que se propuso la idea en 2019.

Asimismo, lo resuelto en el Consejo no logró ofrecer un texto que convenciera a más del 50% de los chilenos.

“Hay elementos de castigo al sistema político, que no ha resuelto las necesidades de las personas a tiempo y con eficacia. También puede ser que cambios tan grandes sean percibidos como una amenaza más que una oportunidad”, sostuvo la exconsejera constitucional y presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, en conversación con CNN Chile.

Esta falta de flexibilidad y disposición de la clase política se traslada a la ciudadanía, quien con el escándalo del Caso Convenios y la crisis de seguridad, ven con desconfianza y molestia el actuar de los que eligieron como representantes.

En Chile, y en parte del mundo, la aprobación hacia los políticos ha ido disminuyendo considerablemente durante los últimos años.

Sin embargo, durante este segundo proceso y a diferencia del anterior, los partidos políticos tuvieron un rol protagónico y dieron más que hablar que el propio contenido del texto constitucional.

“El resultado del plebiscito se trató de castigar a una manera intransigente de hacer política, que le hace mal al pueblo de Chile, porque finalmente no llegamos a acuerdo y los perjudicados no somos nosotros, sino la población”, opinó el diputado y presidente de Convergencia Social (CS), Diego Ibáñez.

En tanto, la secretaria general de la UDI, María José Hoffmann, indicó que “luchar contra el hastío fue lo más difícil” durante el proceso, ya que “el cansancio se sentía, porque la gente está con otras prioridades”.

Asimismo, lo indicó el senador y presidente del gremialismo, Javier Macaya, quien destacó que, a su juicio, entre las razones por las cuales la ciudadanía no empatizó o conectó con la propuesta, la principal es la molestia con la política.

“Tiene que ver con un hastío, una apatía y una molestia generalizada a todo lo que provenga” de ella, detalló el parlamentario.

¿Fue el resultado del plebiscito una respuesta de la ciudadanía al desempeño de la clase política durante este último tiempo?

“El mensaje que le entregan (los políticos) a los ciudadanos es que no deben entregarle a ningún sector una mayoría abrumadora”, planteó Mónica Rincón en Aquí Se Debate.

“Y si no reaccionan, en vez de ser la política ‘el arte de lo posible’, van a convencer a la ciudadanía de que es posible y tal vez deseable, vivir sin políticos, lo que está a 30 centímetros de decidir vivir sin democracia”, puntualizó.

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