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La apuesta electoral de Republicanos: del jaque mate al riesgo de un golpe de realidad inesperado

Quedan menos de dos meses para el plebiscito del 17 de diciembre en el que se votará si se aprueba o rechaza la nueva propuesta constitucional. Si bien existe un consenso de diferentes sectores en cuanto a que si triunfa la opción “En contra” es una derrota transversal para la clase política, quien cargará mayoritariamente con ese peso es el Partido Republicano, puesto que son los principales constructores de la propuesta de Carta Magna.

Sin embargo, los resultados del referendo abren distintas aristas respecto de los costos o beneficios que Republicanos tengan que cobrar al final del proceso. Si se aprueba, si se rechaza, si se rechaza por mucho o por poco, todos esos escenarios dejarán potencialmente a José Antonio Kast y a su partido en un pie diferente, de cara a las elecciones municipales y presidenciales que se avecinan. 

“No es momento para esconderse ni para ir a medias tintas. Hay que jugársela por lo que uno cree. La propuesta de Constitución es un buen proyecto para Chile, mejor que la actual, y representa una tremenda oportunidad para recuperar nuestro camino al desarrollo. Respetando las etapas que vienen y teniendo en consideración que los expertos van a respetar el trabajo de los consejeros, voy a votar A Favor el 17 de diciembre”, señaló el líder del Partido Republicano en sus redes sociales, el 8 de octubre pasado, respecto de la propuesta constitucional.

Sobre lo mismo agregó: “Si es que existe el llamado capital político, no es para guardarlo en un cajón, sino para invertirlo. Cuando uno tiene convicción en la vida hay que jugársela, independiente de los costos. Llegó la hora de que todos los actores fijen posición y salgan a la calle”. 

Esa ofensiva marcó un posicionamiento que, dependiendo de los resultados del plebiscito, puede traer réditos al Partido Republicano y a la figura de Kast, como también puede significar un golpe de realidad que los deje fuera del foco protagónico con el que cuentan actualmente. 

Tanto figuras del oficialismo como de oposición coinciden en que los grandes responsables de este proceso, para la opinión pública, serán los miembros del Partido Republicano. El académico de la Universidad Diego Portales, Rodrigo Espinoza, afirma que “contra todo pronóstico para ellos, los republicanos tomaron un rol dominante dentro del proceso constitucional y, por lo tanto, a ojos de la opinión pública fueron vistos como los encargados de conducir este proceso. Por lo tanto, este proceso constitucional se ha transformado en una suerte de test o de prueba para medir la capacidad que tiene este partido para gestionar un tema tan complicado como la propuesta de nueva Constitución”. 

En tal sentido, el diagnóstico del mundo político apunta a que, en caso de que se apruebe la propuesta de nueva Carta Fundamental –en donde la mayoría republicana hizo valer su peso y sobre lo cual analistas del mundo de derecha reconocen que hay una visión ligada a su sector en la propuesta constitucional–, el Partido Republicano y Kast figurarían como los grandes ganadores del proceso y, por otra parte, significaría una derrota importante para el oficialismo y las ideas progresistas. 

Cecilia Osorio, académica de la Facultad de Gobierno de la U. de Chile e integrante de la Red de Politólogas, asegura que, en caso de que la opción sea favorable a la nueva Constitución, será un triunfo para José Antonio Kast y su partido, debido a que “podrían atribuirse ellos el haber liderado un proceso que era una demanda de la ciudadanía”. Si bien acepta que esa tesis es cuestionable, sí podrían hablar de “haber logrado cerrar este proceso”. Al respecto, Osorio añade que “Kast podría ver reforzado su liderazgo y, tal como han señalado algunos analistas además, esto implica que, en cierta forma, logren instalar también un proyecto político”. 

Si se rechaza

En el caso de que se imponga la opción “En contra” en el plebiscito del 17 de diciembre, existen distintas aristas e interpretaciones que les dan una lectura a los costos reales con los que tendrá que cargar el Partido Republicano. 

La lectura política más frecuente, tanto desde fuentes oficialistas como de Chile Vamos, es que los seguidores de Kast tendrán que pagar un costo político importante en caso de no alinear a la ciudadanía con esta propuesta de nueva Constitución, ya que mostrarían no haber sido capaces de generar acuerdos y de cerrar el proceso constitucional.  

Desde la derecha tradicional aseguran que el partido de Kast no esperaba el liderazgo que obtuvo y no le quedó otra opción que hacerse cargo del proceso. La misma fuente advierte que serán los principales responsables en caso de que el texto fracase, por su mayoría en el Consejo. 

Espinoza es de los que cree que, en caso de que se imponga la opción  “En contra” y se rechace la propuesta, ello “tendría un costo político y José Antonio Kast se vería, en muy poco tiempo, como el gran derrotado”. En ese caso, el académico cree que el potencial candidato de Republicanos a la Presidencia de Chile podría “hipotecar sus chances futuras”. 

Fuentes conocedoras del Partido Republicano sostienen que, si bien existiría un costo político externo, dentro de las bases de la colectividad habría una sensación de conformidad, en orden a mantener la Constitución actual. Sin embargo, dentro de la tienda fundada por Kast comentan que, mantenerla, es un tema de conflicto que se arrastra desde el estallido social, por lo que creen que es importante dar un cierre al tema constitucional. 

Espinoza sostiene que, aunque en Republicanos pueden estar cómodos con la Constitución del 80, no deja de ser cierto que “el ir por la opción ‘A favor’, ya que han logrado conducir el proceso y lograr que la derecha tradicional se incorpore a este grupo, va a tener un costo político y, sobre todo, un costo político negativo si es que se rechaza la propuesta de nueva Constitución”. Independientemente de las sensibilidades al interior del partido, el académico recuerda que “en los plebiscitos siempre hay ganadores y perdedores, a ojos de la opinión pública”. 

Por otro lado, Osorio cree que dicho argumento “es difícil de sostener”, dado que “cuando decidiste igual ir a las elecciones y tienes la mayoría, es como desconocer el mandato que se te ha puesto y es una forma, dicho de cierta manera, de querer salir jugando”. Para la académica, esa tesis “no es algo que pueda ser sostenible en el relato, creo que no convence a la ciudadanía ni a los actores ni a nadie”. 

Además, agrega que “si ya te embarcaste en el proceso y pusiste esfuerzo y pusiste parte de tu proyecto político en ese texto, el que luego se rechace, independientemente de que tu idea original era mantener la otra Constitución, es de todas maneras un fracaso”.

Una alta fuente de Chile Vamos discrepa con la teoría de que los republicanos estarían tranquilos al quedarse con la Carta Magna vigente. “Si uno va a un proceso y compite y gana y tiene la mayoría y lo lidera, lo que quiere es que resulte bien. Por lo menos tendría que haber sido una maniobra muy sofisticada para explícitamente hacer fracasar y quedar con la Constitución actual”, sostiene esta fuente.

Eso, porque sí cree que el partido de JAK se juega mucho en este proceso y, dada la mayoría con la que goza en el proceso constitucional, “tiene la responsabilidad mayor sobre su éxito”. 

Un plebiscito sobre el Gobierno de Boric

Al interior de la UDI afirman que el Partido Republicano cree que las malas proyecciones de las encuestas se pueden dar vuelta, y en el cálculo que hacen desde las derechas es clave que el Gobierno se defina por la opción “En contra”, para que el plebiscito se trate sobre el Ejecutivo y no sobre ellos, a fin de poder, así, obtener una ventaja. 

En suma, coinciden en que los resultados del referendo constitucional pueden dar una victoria por partida triple a Republicanos. En caso de que ganen, obtienen una Constitución escrita con su sello; y en caso de que se rechace (pero con un 40% “A favor” o más), quedan en buena posición electoral para las municipales y las presidenciales. Además, el votante de la base republicana nunca estuvo por una nueva Constitución, lo que significa que su electorado tampoco migraría a otro lado, sostienen fuentes de la UDI, las que indican que, entonces, “es un win-win”. Eso sí, admiten que será una derrota para la derecha y en particular para el partido de J. A. Kast, si se obtiene una votación cercana o menor al 30%.

Al interior de la colectividad de Kast, en tanto, reconocen que nunca estuvieron por cambiar la Carta Magna actual, pero sí ven un problema en caso de que gane la opción “En contra”, pues anticipan que lo más probable es que se hagan cambios a la Constitución a través del Congreso, a espaldas de la ciudadanía, y lejos de lo que propuso el oficialismo cuando se abrió el debate constitucional. 

Desde los partidos de gobierno afirman que la apuesta de Republicanos siempre apuntó a escribir algo más conservador y hacer elegir a la ciudadanía entre seguir estancados con la Constitución vigente o retroceder con la propuesta que elaboró el Consejo Constitucional. 

Fuentes oficialistas, a su vez, asumen que, en caso de que exista una derrota aplastante del “A favor”, trabajarán para que el Partido Republicano y Chile Vamos paguen el costo político de un segundo fracaso constitucional. Eso ocurrirá siempre y cuando los resultados sean similares a los obtenidos por el mundo progresista luego de la pasada propuesta de la Convención Constitucional. En ese caso, significaría una gran derrota para las derechas, asumen desde esa misma vereda. 

El académico de la UDP no cree que un margen de votos estrecho logre salvar a la derecha de una derrota, pero sí piensa que en ese caso, probablemente, “lo que pueda lograr consolidar la derecha es una base electoral pensando en los próximos comicios, pero la verdad de las cosas es que en política nadie quiere perder”. Ahora, si efectivamente la opción “A favor” obtiene un 30%, Espinoza señala que “sería tranquilamente un golpe de realidad para la derecha, la cual finalmente se estaría dando cuenta de que en realidad la gente no votó porque ellos se lo dijeron, sino que simplemente sería un rechazo prácticamente transversal a la clase política”. Ese punto, para el académico, sería “bastante preocupante y podría también alentar a fuerzas populistas por fuera del eje izquierda y derecha tradicional, sumando a Kast”.

La académica de la Red de Politólogas, en tanto, sostiene que sí existen diferencias en términos de los porcentajes que se obtengan, pero “esta es una segunda y última oportunidad que tenemos finalmente. El argumento de los sectores de centro, centroderecha y de la derecha fue que la propuesta anterior era extrema, que no se había buscado el consenso, etcétera, con lo cual ese es el argumento que también creo que se va a instalar en el otro sentido”. 

Osorio coincide con Espinoza en cuanto a que un segundo rechazo “va a ser una pérdida compleja para todos, porque por otro lado creo que va a generar, como han dicho varios analistas también, mucha más frustración y mucha desidia”.  

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