“Hace cuatro años se hablaba de un Chile que había despertado. Aunque no había mucho que proyectar, la bella palabra dignidad iluminaba los cielos. También se abusaba, con más entusiasmo que reflexión, del concepto de empatía. Y algunas ideas eran estrujadas y retorcidas. Cómo olvidar esos sesudos análisis sobre desobediencia civil, buen vivir, Estado plurinacional o la nueva disidencia que reemplazaba a la diversidad. Era una hemorragia retórica de elevadas y peligrosas ideas disfrazadas de esperanza. Hoy las preocupaciones son mucho más simples y básicas”, señala la columna del director del Centro de Estudios Públicos (CEP), Leonidas Montes.
En la publicación titulada “Por esos cuatro años”, del pasado jueves 12 en El Mercurio, el ingeniero industrial llama a apoyar y aprobar la propuesta de nueva Constitución escrita por una mayoría del Partido Republicano, señalando que “si lo que conocemos hasta ahora tiene un dejo conservador, la propuesta anterior era un riesgo para la democracia liberal. (…) Y ante un Estado anquilosado que hace ya tiempo requiere reformas, se abren las puertas para su modernización”, escribe quien financió su doctorado con dinero del Estado, de todos los chilenos, a través de la Beca Presidente de la República.
Quizá por esto sus palabras generaron ruido en algunos miembros al interior del grupo Matte, histórico sostenedor del CEP. Lo mismo comentaron algunos analistas, quienes recuerdan que, entre los principios que el Centro de Estudios Públicos muestra en su descripción, hay frases como: “Estudiamos y hacemos propuestas de política pública para colaborar en el desafío que tiene tanto el Estado como la sociedad civil de enfrentar los problemas del país”.
Sin embargo, Montes remata su texto validando la representatividad de la composición del Consejo Constitucional: “En el proceso anterior sectores de la izquierda optaron por el ‘apruebo para reformar’. Eran los que, por una u otra razón, tenían muchas dudas, pero confiaban en que todo lo malo se podía corregir en democracia. En esta segunda oportunidad las posibilidades de cambio están más claras y abiertas. En definitiva, hay buenas razones para aprobar y seguir confiando en nuestra democracia representativa. Al final, solo debemos sopesar lo que han sido estos 4 años”, sostiene.