Mauricio Soria, alcalde de Iquique, recuerda el primer signo de que se estaba desatando una crisis migratoria sin precedentes en su ciudad. Ese 2021, a pesar de que estaban en cuarentena, veía decenas de personas en la calle, caminando sin rumbo.
Muchos de estos ciudadanos venían de Venezuela, buscando nuevos horizontes, con hijos y familia. Pero esta crisis, más allá de los trabajadores que buscaban nuevos horizontes, escondía algo.
Lo que dice el edil es que los delitos en su región empeoraron. Son la cara más sangrienta de esa oleada. Según datos del Informe Nacional de Homicidios, si el 2018 en Tarapacá hubo 13 víctimas de homicidios consumados, el 2021 y 2022 hubo 53 cada año.
–Desde el 2020, con la pandemia y la crisis migratoria, el abandono de la frontera transformó el norte de Chile casi en el paraíso del crimen organizado, que vio en este país un lugar en donde poder asentarse -dice Soria-. Y ellos identificaron que este era el lugar más débil en cuanto a seguridad.
Soria dice que su ciudad ahora está tironeada por bandas de crimen organizado, que se disputan el territorio a punta de balas.
Lo afirma Soria hace sentido con cifras duras.
Según datos de Carabineros, 2.780 personas se detuvieron a nivel nacional durante el 2023 por porte ilegal de armas. A ellas se le incautaron 2.752 unidades de armamento, entre armas de fuego y munición. Esa cifra se ha mantenido estable durante los últimos cuatro años.
Pero algo llama la atención a los expertos: de esos detenidos, 303 (10,9%) son extranjeros. La mayoría (51,49%) son de nacionalidad venezolana, con 156 detenidos. Le siguen los colombianos, con 85 detenciones (28,05%); los bolivianos, con 20 arrestos (6,60%), y los peruanos, con 15 detenciones (4,95%).
Los investigadores dicen algo: hay que comparar estos números proporcionalmente a la cantidad de población de cada nacionalidad que habita en Chile. Una buena referencia es comparar las detenciones por cada 100 mil habitantes. Por ende, los colombianos marcan 448 detenidos cada 100 mil; los venezolanos, 293; los ecuatorianos, 269. Los chilenos, en tanto, solo llegan a las 124 detenciones en esa comparación.
Germán Díaz, académico del Centro de Seguridad Urbana de la UAH, pone en contexto estas cifras.
-Los países de Sudamérica desde donde proviene gran parte de la población migrante que llegó en los últimos cinco años a Chile son países con las tasas más altas de homicidios con armas de fuego a nivel mundial: Brasil, México, Colombia y Venezuela. Son contextos donde hay una mayor disponibilidad de armas de fuego y es muy común para los grupos delictivos emplearlas en los delitos.
La información de Carabineros entrega más datos: de los detenidos extranjeros por porte de armas, el 15,78% registra estudios básicos y el 75,91% tiene estudios medios. El 0,66% logró estudios superiores. A nivel nacional, solo siete mujeres fueron detenidas por este delito.
El delito más frecuente es el robo: el 33,66% fue arrestado con un arma en esa situación. El más frecuente es el robo con intimidación, seguido del robo con violencia.
Además, de esos 303 detenidos, el 89% figura con más de 18 años de edad. Que ya no sean adolescentes es un dato clave, dice Óscar Valdés, teniente de Carabineros y responsable del análisis de las cifras.
-Cuando un detenido sobrepasa los 26 años, desde el punto de vista teórico, es muy probable que esa persona siga delinquiendo por un buen tiempo -perfila-. Son sujetos que probablemente abandonaron su formación escolar para dedicarse a cometer delitos.
Si bien no hay homicidios registrados en estos datos, esto se condice, dicen expertos, con otro fenómeno: el 42% de los homicidios durante el 2022 en el país terminó sin un imputado conocido. En estos delitos, por lo general, el arma homicida no es encontrada, y ya que tampoco hay detenidos, no figuran en esta lista.
El problema, dice el alcalde Soria, es que esto se ha focalizado con fuerza en el norte. El alcalde cree que esto nació desde el descontrol del Estado chileno en su región.
La puerta de entrada
Soria tiene un pensamiento claro: el norte de Chile es la puerta de entrada de las armas al país.
Esto lo muestran las cifras de Carabineros: el Norte Grande es la zona a nivel nacional con más detenidos portando armas o balas. Las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta acumulan 92 detenidos extranjeros por este delito: un 30% de la cifra nacional.
De estos, el 41% son venezolanos, el 33% son colombianos y el 18% son bolivianos. Los delitos más frecuentes asociados a estos arrestos son el robo con intimidación, el robo con violencia y el secuestro con lesiones.
Es más: de las cinco comunas con más extranjeros detenidos, cuatro (Iquique, Calama, Antofagasta y Alto Hospicio) están en el Norte Grande. Reúnen entre las cuatro el 25,74% de detenidos no chilenos a nivel nacional, con 69 piezas de armamento confiscadas en esos operativos.
Para Soria, el pistolero extranjero encontró condiciones ideales para asentarse en su región: una larga línea fronteriza llena de pasos no habilitados sin control y la cercanía con Colchane, la principal entrada de extranjeros durante la pandemia.
Pero Soria agrega algo más. Su ciudad, al ser un polo comercial, tiene muchas vías de ingreso de armas. Por la actividad que generan la Zona Franca y el puerto entran y salen 100 camiones todos los días. Entre esos, dice Soria, las bandas organizadas pueden internar armamento. También constata que a través del puerto de Iquique han sorprendido armamento que intentó ser importado desde Paraguay.
Gonzalo Castro, hoy general en retiro de Carabineros, tuvo a su cargo la fuerza policial de la zona de Antofagasta entre el 2020 y el 2023. Fue testigo de cómo cambió el perfil del pistolero en esa ciudad. Dice que si bien los chilenos aún son los que portan más armas de fuego, cada año que pasa aumenta el número de extranjeros.
Para perfilar al pistolero extranjero, dice que hay aún muchas dificultades: no ha existido colaboración de parte del gobierno venezolano para obtener antecedentes. Muchos de ellos tienen papeles falsos. No obstante su experiencia, Castro aporta algunos datos.
–Son ciudadanos venezolanos jóvenes, que parten entre los 20 y 21 años, con escasos estudios. Su situación migratoria es irregular. No manifiestan saber algún oficio ni forma de ganarse la vida. Muchas veces tienen trabajo en servicios de delivery o de conducción de vehículos, ya que ese mercado tiene bajas barreras de entrada para entrar a trabajar.
Castro entrega más detalles.
–Carabineros en sus controles va detectando sujetos que usan sus armas para su protección personal, para proteger el negocio ilícito que mantienen, y para ostentar su capacidad de fuego y así ganarse el respeto entre sus pares. Además, se usan para protegerse de las quitadas de droga entre bandas, hechos que no se denuncian.
El fiscal jefe de Calama, Cristián Aliaga, también ha estudiado el fenómeno. Dice que para entender quiénes son los extranjeros que portan armas, lo primero que hay que saber es cómo funciona el negocio del crimen organizado: donde hay drogas, hay armas. Y estos dos factores, sumados a luchas territoriales, traen homicidios.
En Calama, el 2023 hubo 22 detenidos extranjeros portando armas. De estos, 10 eran colombianos y siete bolivianos. La mayoría fueron sorprendidos en controles policiales.
Aliaga tiene una idea de dónde vienen las armas que se usan en el país.
–Las encontramos en controles fronterizos. Por ejemplo, en un contrabando de drogas, en el que también viene una pistola. Hemos encontrado pistolas marca Bersa entrando desde Argentina, y pistolas Glock que vienen desde Bolivia. En algunos casos, incluso, material de guerra entrando de manera clandestina al país.
La cifra de bolivianos detenidos por porte de armas tiene una explicación, dice Aliaga.
-Hay que hacer la distinción entre el pistolero y el que porta el arma. Porque lo que hemos encontrado es que el boliviano transporta el arma para comercializarla en Chile. También encontramos mujeres bolivianas transportando armas y drogas. Pero a mí me preocupa más el que tiene un arma con un ánimo claro de utilizarla, que son parte de grupos delictuales que han entrado en la zona, como el Tren de Aragua.
Gonzalo Castro revela un dato clave al respecto.
–Los grupos como el Tren de Aragua se aprovechan de los fenómenos migratorios para generar negocios. Extorsionan a quienes quieren entrar a Chile, e incluso los usan como instrumento de carga para entrar droga y armamento. Y el destino no necesariamente es la zona norte. Muchas veces llegan a Santiago, porque hay un mercado más grande para el consumo de drogas.
Las guerras en Santiago
La comuna con más detenidos extranjeros por porte de arma es, por lejos, Santiago Centro. Fueron 52 el 2023, el 17,16% del total nacional. La cifra se desglosa así: 24 venezolanos, 17 colombianos, seis ecuatorianos, cuatro peruanos y un haitiano. Los delitos más frecuentes adosados al porte del arma fueron el robo con intimidación y el microtráfico.
Kevin Díaz, director de seguridad de la comuna, conoce el fenómeno de cerca. Aunque primero aporta dos datos de contexto: el 42% de los habitantes de Santiago son extranjeros, siendo la comuna que más población de otros países alberga a nivel nacional.
Díaz dice otra cosa que ayuda a explicar quiénes portan armas en Santiago: las pistolas que han encontrado están asociadas a guerras territoriales entre bandas. Por eso, dice, los sectores rojos de la comuna en hallazgo de armas de fuego son los barrios Franklin y Yungay, al norte de San Pablo. Esto tiene razones.
–En Franklin, la violencia viene de la mano de un choque de dos bandas que vienen de la ciudad de Buenaventura, en Colombia. Una banda son los Espartanos. Varios homicidios del último tiempo tienen que ver con ese fenómeno -constata el cientista político. Otras bandas que menciona Díaz son Los Pulpos, un grupo de peruanos que extorsiona a negocios pequeños.
Estas guerras por el territorio traen muertes. Yungay tiene el triste récord de ser la zona de la comuna con más homicidios: 15 asesinatos entre enero del 2021 y febrero del 2023.
Estas bandas, dice Kevin Díaz, prefieren barrios comerciales, lo que les permite pasar inadvertidas. Pero también escogen sectores donde hay cités, arriendos informales y grandes casas deshabitadas. Esto les permite encontrar un lugar desde donde controlar sus operaciones.
Luis Toledo, exfiscal y director del Centro de Estudios en Crimen Organizado y Seguridad Pública de la USS, dice que hay razones por las que miembros de estas nacionalidades ingresan a bandas organizadas.
-Una parte de los migrantes extranjeros, particularmente venezolanos o colombianos, están ejerciendo como sicarios, por diversos factores. Entre ellos, la normalidad de ejercer la violencia en sus países de origen, su interés por generar dinero en ámbitos conocidos para ellos, su ausencia de temor frente al escaso resultado de las investigaciones penales, la falta de temor por la cárcel, todo lo que posibilita que sean contratados por organizaciones de otras nacionalidades, incluidas las chilenas.
Germán Díaz, académico UAH, dice que si bien Santiago no es un puerto, ni es una ciudad fronteriza, tiene cualidades importantes para que bandas organizadas quieran controlarla.
-Santiago es el punto neurálgico para la distribución de drogas -dice el académico-. El crimen organizado es una empresa internacional de la ilegalidad, y en Santiago tienen la venta, la distribución, así como otros delitos asociados, como por ejemplo, el blanqueo de dinero.
De los detenidos extranjeros en Santiago con armas, según cifras de Carabineros, el 94% no supera los estudios medios. El 88% eran mayores de edad.
Las armas en Santiago se confiscan principalmente en dos lugares, dice el director de seguridad. En controles policiales y de seguridad realizados a automóviles es uno de ellos. El otro, es al interior de casas tomadas. El municipio ya ha intervenido en 35 varios barrios del centro de Santiago. En total, en todos los procedimientos del municipio han encontrado 31 armas de fuego entre el 2023 y el 2024: siete en barrio Yungay, cuatro en 10 de Julio, tres en Franklin y tres en Matta Norte. Casi el 80% de las armas que hallaron son pistolas, tipo marca Glock o revólveres. El otro 20% son hechizas.
Kevin Díaz dice algo más. En Santiago ya existe la tríada que hay en el norte: drogas, armas, homicidios. La forma en que se usan las armas en Santiago también ha mutado: hay armas que se han utilizado por distintas bandas en varios crímenes.
Kevin Díaz comenta que, aunque como municipio han avanzado en seguridad, aún falta mucho. Tiene algunos miedos.
-Me preocupa que aún como país no tenemos un cuerpo que georreferencie armas y municiones. Eso es muy importante para ponerle un pare a este fenómeno. Me pone nervioso cuando mis funcionarios van a un procedimiento. Ellos están armados y nosotros no.