“Conversemos mañana”, alcanzó a decirle el lunes en la noche el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), al diputado Gaspar Rivas (PDG).
A esa hora la sesión de la Cámara había terminado y el ministro conversaba con algunos diputados oficialistas en la entrada de la oficina de la Secretaría General de la Presidencia, ubicada a un costado del hemiciclo.
Durante toda la jornada Elizalde había sostenido conversaciones tratando de amarrar votos para la inminente elección de la presidencia de la Cámara, que se realizará el próximo lunes. Rivas será precisamente uno de los votos decisivos, que el titular de la Segpres está intentando conseguir para retener el control de esta rama del Congreso.
“No he tomado ninguna decisión”, señaló a La Tercera Rivas, quien comentó que la semana pasada ya había sostenido una conversación con Elizalde.
Sin embargo, hasta este martes en la tarde, ni el gobierno ni la oposición tenían los respaldos suficientes para asegurar un triunfo.
Si bien la postulación de un(a) candidato(a) del Partido Comunista (cuyo nombre aún no se zanja) se había vuelto cuesta arriba para el oficialismo, para la derecha tampoco ha sido fácil conseguir una base de apoyo para la diputada Joanna Pérez (Demócratas), quien es la carta que están levantando las bancadas opositoras para desbancar a la alianza gubernamental.
El problema es que ambos bandos en competencia están enfrentando tensiones por posibles descuelgues y por los indecisos que podrían inclinar la votación a última hora. El reglamento de la Cámara establece que si en una segunda votación, ningún candidato alcanza la mayoría absoluta de la Cámara (78 de 155 diputados), simplemente es elegido quien saque más votos.
Advertencia a la derecha
De partida, una dura advertencia a las otras bancadas de derecha hicieron este lunes los diputados del Partido Social Cristiano, quienes rechazaron la renuncia de la actual mesa de la corporación, integrada por el saliente presidente Ricardo Cifuentes (DC) y sus vicepresidentas Carmen Hertz (PC) y Daniella Cicardini.
Aunque al final la dimisión de la mesa fue aceptada por 122 votos a favor, 6 en contra y una abstención, dentro de los rechazos aparecieron sorpresivamente los tres legisladores socialcristianos: Francesca Muñoz, Sara Concha y Roberto Arroyo.
“Yo voté de esa forma porque aún falta diálogo en la oposición. Además, desde el comité socialcristiano-independientes hay aprensiones de votar por Demócratas”, dijo la diputada Muñoz (PSC), quien es representante de la Región del Biobío.
Uno de los factores que están tensionando la relación entre los socialcristianos y las otras fuerzas de derecha es el proceso de negociaciones con miras a las próximas elecciones regionales y municipales, especialmente en la definición de candidaturas en la Octava Región, por ejemplo, en Concepción.
En tanto, la única abstención corrió por cuenta del independiente Enrique Lee, quien si bien está asociado al comité socialcristiano, él ya notificó a los otros integrantes de su grupo parlamentario no ser considerado en las tratativas, pues su voto lo decidirá al final, a título personal.
Consultado por La Tercera, Lee dijo que no tendría problemas en votar por una carta del PC o por la diputada Pérez (Demócratas). “No lo tengo decidido. Voy a votar por la persona y me voy a decidir el 15 de abril”, expresó.
Empate técnico
Descontando solo a Lee, por ahora, la oposición hoy tendría una base de 73 votos para llegar a la presidencia de la Cámara (seis legisladores de Demócratas, 23 UDI, 22 RN, cuatro Evópoli, 12 republicanos, además de seis de los siete integrantes del comité socialcristianos-independientes).
A ellos podrían sumarse Rubén Oyarzo (ex-PDG) y Francisco Pulgar (independiente), con lo que llegarían a 75 respaldos para la postulación de Joanna Pérez; es decir, aún faltarían tres votos más para llegar a la mayoría absoluta de 78 legisladores.
Por lo tanto, el eventual desmarque de algunos miembros del grupo socialcristiano o incluso de ciertos miembros de la bancada republicana, que habían expresado dudas por el nombre de la legisladora de Demócratas, sería catastrófico para las aspiraciones de la derecha.
El cuadro que tiene al frente el ministro Elizalde no es más auspicioso. Hoy está enfrentando una fuerte presión de las bancadas oficialistas, desde donde han surgido voces que le endosan la responsabilidad de lograr una mayoría para retener el control de la Cámara. Incluso, hay quienes ya están pidiéndole al Presidente Gabriel Boric un cambio de gabinete si se pierde esta elección.
La base hipotética de apoyos a la candidatura del PC está compuesta por 12 legisladores comunistas, 22 del Frente Amplio, 13 socialistas, 8 del grupo PPD-independientes, 5 liberales, 3 radicales, 5 DC, 1 FREVS, 2 Acción Humanista y 1 exhumanista. Todos ellos suman 72 votos.
A ese piso de votos podrían sumarse los apoyos de Mónica Arce, René Alinco y Carlos Bianchi, con los que Elizalde ha reforzado sus conversaciones. Con ellos llegaría a 75.
El ministro, además, está apostando fuertemente a convencer a los PDG Karen Medina y Gaspar Rivas, con lo que llegaría a 77 respaldos.
Adicionalmente hay gestiones subterráneas para que el presidente de Amarillos, Andrés Jouannet, quien tiene un reparo ideológico con los comunistas, al menos no vote tampoco por la carta de la opositora el próximo 15 de abril.
El problema para el ministro es que desde las mismas bancadas oficialistas hay ruido por la postulación del PC.
Uno de ellos es el radical Alexis Sepúlveda, quien ayer se reunió con Elizalde. La semana pasada el legislador había entregado su respaldo a las aspiraciones del PDG para que uno de sus diputados presidiera la corporación en este año. “Lo que he señalado lo mantengo. Si el oficialismo no cumple el acuerdo firmado al inicio del período legislativo para darle al PDG la presidencia (marzo-octubre de 2024), el oficialismo va a perder la conducción de la Cámara”, manifestó Sepúlveda (radical)
También una cuota de incertidumbre han puesto Tomás Lagomarsino (radical) y Raúl Soto (PPD), quien este lunes llamó a renegociar un acuerdo con los Demócratas.
“Fui parte del origen del acuerdo administrativo y siempre voy a velar para que ese acuerdo se respete… Sin embargo, hay que actuar con pragmatismo y realismo… Pido que en los próximos días saquemos la calculadora y veamos si vamos a contar con los votos… Si dan los números para ganar, vamos hasta el final. Si hay una posibilidad cierta de que se pierda, que eso se transparente. Eso nos obliga a ponernos creativos. Si va a liderar la Cámara alguien de Demócratas, yo personalmente preferiría que la lidere el conjunto con el oficialismo, en vez que la lidere el conjunto con la oposición. No sé si está disponible esa posibilidad tanto por parte de Demócratas como por parte del gobierno. Pero no hay que descartar ninguna posibilidad”, señaló Soto.