La disputa entre las cartas presidenciales deja al Ejecutivo como el principal ausente de la contienda por la sucesión y reafirma la falta de incidencia -deliberada o involuntaria- que tiene sobre el proceso constituyente.
Un primer asalto a republicanos asestó la alcaldesa de Providencia y -hasta ahora- la principal carta presidencial de la UDI, Evelyn Matthei. La edil arremetió contra el proyecto que la colectividad de José Antonio Kast ha ido liderando en el Consejo Constitucional, asemejándolo “más a un programa de Gobierno que a una Constitución”.
“Si las cosas siguen así, naturalmente no voy a poner mi capital político para la aprobación de esta nueva Constitución que se discute”, sentenció Matthei, quien también advirtió que el cauce del proceso “va derechito al fracaso” y que por tanto “la única forma de poder cerrar este tema es tener un texto final lo más parecido posible al texto de los expertos”.
“La alcaldesa juega un rol diferente, toma una posta que es hacer un llamado de atención y creo que juega su capital político para hacer este llamado de atención”, señaló sobre Matthei. “Como presidente de la UDI digo que sirve para el proceso que personas pongan su capital político y no solo estén mirando las encuestas. Yo creo que lo está haciendo bien”, agregó.
Si bien el duelo está radicado en la oposición, la disputa entre las cartas presidenciales deja al Gobierno como el principal ausente de la contienda por la sucesión y reafirma la falta de incidencia -deliberada o involuntaria- que tiene el Ejecutivo sobre el proceso constituyente.
El impacto en el Gobierno
Desde el Ejecutivo, ven beneficioso el conflicto al interior de la derecha. Teniendo claro la prescindencia que le cabe al Gobierno en lo relativo al proceso constituyente, voces de La Moneda consideran necesario dejar que el proceso se dé en sí mismo y que republicanos asuma la responsabilidad del curso que ha dado al debate constituyente.
Así todo, enmiendas que hacen peligrar “avances civilizatorios” a ojos del oficialismo, como el aborto en tres causales, inquietan al Gobierno. A juicio de algunos, tales cuestiones “salen del eje izquierda-derecha”, por lo que serían estos “retrocesos” objeto de eventuales pronunciamientos de parte del Ejecutivo, una vez se conozca el borrador de nueva Constitución.
En la línea de lo que se plantea al interior del Ejecutivo, el analista político y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, señaló que “los enredos en la oposición como resultado de los alineamientos que se están dando y del intento del Partido Republicano de imponer una visión identitaria, que está siendo seguida por los once consejeros de RN y la UDI, le da un espacio al Gobierno para instalar esta disputa fundamentalmente como una cuestión que está instalada en la derecha”.
“Es la derecha la que hoy día aparece con la responsabilidad de llevar adelante este proceso constituyente y es la derecha, fundamentalmente el partido Republicano, a quien los ciudadanos están evaluando si tiene o no las capacidades para poder llevar adelante con resultados positivos este proceso (…) Por lo tanto, le da un respiro al Gobierno porque instala la disputa en la oposición y eventualmente le permite al Gobierno cumplir con su función fundamental que es gobernar, en el sentido de buscar los apoyos, sin entrometerse en esta disputa, para sacar adelante sus reformas”.
“Mantener su prescindencia”
A su vez, el académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, consideró que “el Gobierno debe mantenerse al margen. Es evidente que su opción- tal como está el texto- será el “en contra”. El problema de transparentar esa preferencia es que promoverá precisamente lo que quiere Kast. Es decir, transformar el Plebiscito del 17 de diciembre en un juicio ciudadano al Presidente, o en una especie de tercera vuelta entre él y Boric”.
“Lo que le acomoda a Kast es una elección personalizada entre ambos, pero la irrupción de Matthei cambió las cosas. El Gobierno entiende que el asunto constitucional ya es un tema de las derechas y no de las izquierdas. Por tanto, lo más razonable es “tomar palco” y ver qué texto será el finalmente plebiscitado”, añadió.
Con todo, Morales señaló que “en este segundo proceso el Gobierno es casi irrelevante. La pelea de perros grandes se da entre Matthei y Kast, ahí está el conflicto. El Gobierno debiese mantener su prescindencia al menos por ahora, aunque en algún minuto tendrá que salir a marcar ciertos puntos. Un Gobierno feminista no puede ocultar su opinión si el texto final no incluye paridad, o si se persiste en eliminar el pago de contribuciones, que podría afectar a las comunas más pobres”.
“No puede estar tranquilo”
En conversación con EmolTV, el investigador del Observatorio de la Polarización de la Universidad Sciences Po, Noam Titelman, recordó que la encuesta Cadem decía “que en el caso del Presidente Boric, si es que llamaba a votar a favor, eso aumentaba el voto rechazo, y si llamaba a votar por rechazar, eso aumentaba el apruebo. Entonces efectivamente, pareciera ser que no tiene mucho sentido de que participe en el debate, porque cualquier forma de participación tendría un resultado negativo”.
“Yo creo que es una situación donde hay muy poco que pueda hacer el Gobierno, aunque quisiera -no sé si quiere- pero aunque quisiera, es poco el espacio de incidencia y si, lo que tiene que hacer cualquier Gobierno, es estar preparado para los distintos escenarios (…) en el caso del rechazo, yo creo que no hay ninguna posibilidad de un tercer proceso”.
Distinto fue lo que señaló el investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Rodrigo Pérez de Arce. “El Gobierno no puede estar tranquilo con la división de las derechas en el Consejo. Este, sin duda, es un problema real, pero que también tiene la izquierda”, afirmó.
“Basta ver la relación tensa entre lo que queda de Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático. Esto se relaciona con la emergencia de nuevos referentes a ambos lados del espectro político y es un fenómeno que viene de antes y seguirá después del Consejo”, sostuvo.
Y advirtió que “el Gobierno pierde si se cae el proceso, por dos motivos. Primero, porque los datos disponibles nos muestran que la ciudadanía culpa por igual a todo el sistema político sobre el eventual fracaso de este intento constitucional. Segundo, porque las izquierdas han promovido la redacción de una Constitución en democracia desde hace bastante tiempo, y un triunfo del “En contra” cerraría esa oportunidad por un tiempo largo. De ahí que sería imprudente si lee el momento de las derechas como oportunidad para tomar ventaja en esa materia”.
“Sería mejor que el Gobierno dedicara sus esfuerzos a suplir otras carencias que esperan, acumulando presión: pensiones, listas de espera, seguridad, presupuesto”, cerró.