puentes de participación ciudadana

Raúl Soto: “Si perdemos la mesa de la cámara, habrá un parlamentarismo de facto desde la derecha”

El parlamentario del PPD y expresidente de la cámara, Raúl Soto, abordó los coletazos que dejó el quiebre del acuerdo administrativo en el Senado y las eventuales consecuencias en los equilibrios entre las fuerzas políticas en el Congreso.

A juicio de Soto, este episodio “pavimentó el camino para perder la mesa de la Cámara de Diputados, refiriéndose a la votación que se llevará a cabo en los próximos días, en la cual el oficialismo deberá medir fuerzas con una oposición que ya perfila a Joanna Pérez (Demócratas) como carta a la presidencia.

“La derecha quiere hacer una especie de dique de contención para mantener el status quo, para que las cosas no cambien desde el conservadurismo, porque esta nueva alianza de centroderecha es una alianza conservadora, es una alianza que busca mantener todo igual. Y creo que lamentablemente están utilizando esta plataforma para lograrlo”, señaló el diputado.

-Más allá de los reproches hacia la oposición, ¿cómo ha decantado al interior del PPD el quiebre del acuerdo administrativo del Senado, las responsabilidades internas y la relación con el gobierno?

-La verdad es que lo ocurrido en el Senado es una catástrofe política para el gobierno y el oficialismo, que va a tener consecuencias todavía insospechadas. Creo que no solamente se perdió la mesa del Senado, sino que se pavimentó el camino para perder ahora la mesa de la Cámara de Diputados. Se ha facilitado la consolidación de un nuevo referente, de una nueva alianza de centro-derecha, y eso eventualmente también podría tener consecuencias desde la perspectiva electoral, en las próximas municipales, parlamentarias e, incluso, presidenciales.

La principal responsabilidad está radicada en la oposición, especialmente en la UDI, que fue desleal, que no cumplió su palabra, que ha pasado a ser un partido nuevamente en el cual no se puede confiar. Pero reconociendo que la responsabilidad está principalmente al otro lado, creo que no podemos dejar de hacer la autocrítica también desde el gobierno y desde el oficialismo.

Cuando las autocríticas no se hacen, cometemos el error de tapar justamente lo ocurrido y no asumir los errores propios. Y eso impide que estos se corrijan hacia el futuro. Es sano también como ejercicio reflexivo hacer la autocrítica de entender que acá se cometieron muchos errores, por parte del gobierno especialmente, y que finalmente esos errores al menos facilitaron y pavimentaron el camino para que se perdiera la mesa del Senado y para que se consolidara esta alianza nueva de centro-derecha.

El gobierno se inmiscuyó en la designación del nombre al interior del PPD, no querían a Pedro Araya desde el Ejecutivo porque es un parlamentario independiente, porque tiene cierto grado de autonomía, pero yo creo que tenía las condiciones desde la perspectiva de que es un parlamentario dialogante y capaz de ayudar a los acuerdos que se requieren. Sin embargo se le vetó, se buscaron otros nombres, se postergó la decisión y se dio espacio para que la derecha empezara a fraguar este acuerdo bajo cuerda y que terminó por echar por tierra todo.

-¿Cómo proyecta el debate sobre el acuerdo administrativo que existe en la Cámara? Desde la oposición han levantado el nombre de la diputada de Demócratas, Joanna Pérez, cómo candidata a la presidencia.

-Yo lo que espero es que termine primando el acuerdo original, que eso se respete, que no se rompa la palabra y se traicione la fe pública, como se hizo en el Senado, pero todo indica que vamos hacia allá. Entendemos que el acuerdo que cerró Chile Vamos con Demócratas es un acuerdo que incluye también la Cámara de Diputados, que incluye también el pacto electoral para las próximas municipales, parlamentarias y posiblemente también la presidencial. Así de grave es desde la perspectiva de las consecuencias políticas lo que ha ocurrido para el oficialismo, para el gobierno y para el progresismo en su conjunto. Vamos a tener que esperar, pero siempre se pueden hacer gestiones para tratar de reestructurar, para tratar de evitarlo, aprendiendo de lo que pasó en el Senado.

Al parecer esas conversaciones por el otro lado ya están bastante avanzadas y hay que transparentar que el oficialismo no tiene mayoría en la Cámara de Diputados, por lo tanto necesita construir puentes con otros sectores que están fuera del gobierno. Y eso es algo que ha costado mucho hacer.

Pero yo creo que si se termina por consolidar aquello y terminamos perdiendo también la mesa de la Cámara, lo que ocurriría es que se estaría consolidando en definitiva una especie de parlamentarismo de facto desde la derecha. La derecha lo que quiere hacer es apropiarse del Congreso Nacional a través de ambas corporaciones, el Senado y la Cámara, para hacer un dique de contención para frenar la base de las reformas y las propuestas que está planteando el gobierno. Una especie de dique de contención para mantener el status quo, para que las cosas no cambien desde el conservadurismo. Porque esta nueva alianza de centro-derecha es una alianza conservadora, es una alianza que busca mantener todo igual. Y creo que lamentablemente están utilizando esta plataforma para lograrlo.

No creo que sea bueno que exista un enfrentamiento de poderes del Estado, entre el oficialismo y la oposición, que exista un ánimo de utilizar un poder del Estado institucionalmente para hacer una oposición dura a un gobierno. El rol de la política, y sobre todo del parlamento, es tratar de llegar a entendimiento, llegar a acuerdos más allá de las diferencias para solucionar los problemas de los chilenos.

-¿No debiésemos esperar que prime una ética parlamentaria por lo menos en las tramitaciones de las reformas más importantes como pacto fiscal y pensiones?

-Lamentablemente, la esperanza está por el suelo hoy día. ¿Qué ética política le puedes pedir a sectores que son capaces de incumplir sus acuerdos expresos, acuerdos donde va su firma, respecto de un pacto de gobernabilidad? Si la verdad es que tampoco han querido abrir la puerta a la posibilidad de un mínimo avance o de una conversación respecto de las reformas. Acá lo que hay es un atrincheramiento ideológico del conservadurismo en Chile. Apropiándose institucionalmente del Congreso Nacional, van a utilizar la Cámara y el Senado para negarse a todo, y eso es lamentable, porque va a generar un estancamiento en nuestro país que yo creo que puede ser muy grave. Espero que no ocurra, espero que finalmente terminen primando las voces más responsables, más sensatas y más éticas, como tú dices, pero la verdad es que el escenario hoy día es bien desesperanzador.

-¿Cuál es su lectura respecto a este alineamiento explícito entre Demócratas y Chile Vamos, y las repercusiones electorales que deben mirar desde el oficialismo?

-A mí lo que más me preocupa es la inercia y la inacción de parte del oficialismo, de parte de la centro-izquierda de verdad. Yo creo que se está cometiendo un error estratégico que va a ser demoledor para los próximos años en el escenario político nacional. Porque mientras la derecha se está ampliando hacia el centro, de manera estratégica e inteligente, utilizando institucionalmente a un poder del Estado para consolidar esa nueva alianza, el oficialismo se está atrincherando. Se atrinchera cada vez más a la izquierda, cada vez más en las posturas ideológicas más duras. Y vemos como el Socialismo Democrático, la centro-izquierda histórica, está subordinada lamentablemente a Apruebo Dignidad y al Frente Amplio. No ha sido capaz de rearticularse, de reestructurarse desde una identidad, desde un domicilio propio, que le permita mostrar diferencias respecto del resto de la izquierda, no desde una perspectiva de la confrontación, sino que desde la colaboración, pero marcando los puntos y las diferencias, y que por lo tanto, la base política del gobierno sea mucho más amplia, social y políticamente.

Yo creo que hemos terminado por diluirlo todo en la izquierda, mucha gente más de sentido común, más ligada a un pensamiento cercano a la centro-izquierda, hoy día se siente lejana respecto de muchas de las cosas que se están haciendo. Y eso hay que recuperarlo. Cuando el diputado Winter planteaba hace algunas semanas que hay que ir por la batalla cultural, lo que está haciendo también es un repliegue, un atrincheramiento, es decir, conformémonos con este 27, 28, 30% que tenemos más afianzado en términos políticos, que es gente que ideológicamente sintoniza mejor con la propuesta del gobierno o del Frente Amplio, y tratemos de avanzar con eso.

Yo creo que no. Hay que ir adelante y recuperar el 18, 19, 20% que se perdió del apoyo que tuvo el presidente Boric en la segunda vuelta presidencial, que es gente más bien ligada a ese sentido común de centro-izquierda y que se ha ido alejando o decepcionando. Y para hacerlo, hay que enfrentar los problemas con más pragmatismo, con más sentido común y con menos complejos ideológicos.

Si la centro-izquierda no es capaz de hacer un dique de contención al avance del conservadurismo de la derecha en Chile, como se está haciendo hoy día con esta alianza con el centro, y muy por el contrario, se está replegando o diluyendo con el resto de la izquierda, lamentablemente volver a construir una mayoría transformadora en Chile va a ser muy difícil. Y yo creo que aún estamos a tiempo de darnos cuenta de aquello, pero hay que reaccionar y rápido. Y al primero que le corresponde reaccionar es al presidente Boric, que es el líder de la coalición y el líder del gobierno.

-Pasando al tema del caso filtraciones. ¿Qué señales concretas debe enviar al Ejecutivo y el Legislativo a propósito de estos episodios? ¿Cómo enfrentar a su juicio la crisis institucional de las policías y que es también una crisis de Estado?

-La crisis es de las instituciones y de la democracia en su conjunto, y se viene probablemente arrastrando y acumulando desde hace varios años. Afecta a los partidos políticos, afecta al Congreso, al Ejecutivo, afecta a las policías, afecta al Poder Judicial, es bastante generalizada. Y creo que acá se requiere una modernización del Estado en su conjunto.

Las instituciones aún funcionan, y yo espero que así siga ocurriendo, pero ya mucha gente empieza a dudar cuando aparecen hechos de corrupción, cuando el crimen organizado está permeando incluso las instituciones, y está de alguna u otra manera traspasando las barreras de entrada desde la perspectiva de los resguardos que deben tener poderes autónomos como el Ministerio Público o como las propias policías.

Lo ocurrido con la Policía de Investigación en el caso Hermosilla representa un punto de inflexión, un antes y un después desde esa perspectiva. Ahora, hay que ver el lado positivo, y es que si el exdirector Muñoz está formalizado y detenido en prisión preventiva, es porque hubo un Poder Judicial autónomo capaz de juzgarlo de esa manera. Existió una fiscalía capaz de investigar y perseguirlo más allá del poder que en un momento determinado esa persona ostentó. Lo mismo respecto del abogado Hermosilla y otros, eso habla de que todavía queda un espacio de funcionamiento institucional adecuado en nuestro país que permite que estas cosas, ojalá, no queden en la impunidad. Que se aplique la máxima fuerza de la ley para que la señal sea de desincentivo a que hechos de esta naturaleza vuelvan a ocurrir en el futuro.

Lo que no podemos hacer, es lo que se hizo en el pasado, meter la basura debajo de la alfombra y seguir hacia adelante como si nada ha pasado, porque nuestra democracia y la sociedad chilena, sobre todo hoy día no resiste resultados como aquello.

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